El sorprendente origen de la expresión 'ir en pelotas' que no tiene nada que ver con los testículos (al principio)
Un divulgador científico desvela el curioso viaje etimológico de una de las frases más comunes del español para referirse a la desnudez y su inesperada conexión con una prenda medieval

Alfred López, divulgador científico, nos explica el origen de la conocida expresión "ir en pelotas"
Barcelona - Publicado el
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En el rico y vasto universo del castellano, existen expresiones que usamos a diario cuyo origen es un completo misterio para la mayoría. Una de ellas, sin duda, es ‘ir en pelotas’, un giro coloquial que todos asocian directamente con la desnudez. Sin embargo, su historia es mucho más compleja y fascinante de lo que sugiere su uso actual. El divulgador científico y autor de la popular marca de curiosidades "ya está el listo que todo lo sabe", Alfred López, ha arrojado luz sobre el sorprendente viaje etimológico de esta frase, desmontando algunas de las creencias más extendidas y revelando una conexión inesperada con el medievo.

La forma original y correcta de la expresión era ‘ir en pelota’
Lo primero que sorprende en esta investigación lingüística es que, en sus inicios, la expresión no era en plural. Según explica López, la forma original y correcta era ‘ir en pelota’, en singular. Esta forma, de hecho, todavía se encuentra recogida por la Real Academia Española (RAE), pero su significado primigenio no aludía a la falta de ropa, sino a una prenda muy concreta que hoy ha caído en el olvido.
Del ‘peyote’ a la ‘pelota’: una prenda medieval
El experto revela que la clave de todo está en el ‘peyote’, una prenda ligera de origen medieval. Este atuendo era una especie de bata o camisón fino que la gente usaba para estar cómoda en casa. Cuando alguien se despojaba de sus ropas de calle y se ponía esta prenda, se decía que iba ‘en peyote’. Por tanto, la expresión no significaba estar desnudo, sino llevar una vestimenta casera y ligera, algo así como el equivalente a nuestro moderno pijama o bata.
Originalmente se decía ir en pelota, no en pelotas. En singular, que era una forma que recoge la RAE y no aludía directamente a la desnudez, sino a vestir un peyote.
El nombre de esta prenda, ‘peyote’, también tiene su propia historia. Proviene del latín ‘pellis’, que significa ‘piel’. La razón es que este camisón era tan sumamente liviano y fino que quienes lo llevaban sentían que era como una ‘segunda piel’. Esta sensación de ligereza fue, precisamente, el primer paso para que la expresión comenzara a cambiar de significado. Con el tiempo, la idea de ‘ir en peyote’ (y su posterior deformación a ‘ir en pelota’) fue asociándose cada vez más con la idea de ir apenas vestido o con muy poca ropa, preparando el terreno para su acepción moderna.

El gran salto hacia el significado que conocemos hoy se produjo en el siglo XIX. Fue entonces cuando la forma en plural, ‘ir en pelotas’, comenzó a popularizarse en el lenguaje coloquial.
La evolución hacia el doble sentido
El gran salto hacia el significado que conocemos hoy se produjo en el siglo XIX. Fue entonces cuando la forma en plural, ‘ir en pelotas’, comenzó a popularizarse en el lenguaje coloquial. Según detalla Alfred López, este cambio no fue casual, sino que muy probablemente se vio impulsado por un doble sentido deliberadamente pícaro y con una clara connotación masculina.
Ya en el siglo XIX, la forma plural ‘en pelotas’ empezó a usarse coloquialmente, probablemente, con doble sentido, aludiendo también a los testículos masculinos llamados así vulgarmente.
La palabra ‘pelotas’ se utilizaba como término vulgar para referirse a los testículos masculinos. Al adoptar el plural, la expresión adquirió una carga humorística y descriptiva que resultó muy exitosa. Por esta razón, en sus inicios, la frase se aplicaba casi exclusivamente a los hombres. Cuando un varón iba desnudo, se decía que iba ‘en pelotas’, en una clara alusión a sus atributos.
Hoy en día, la expresión se ha generalizado por completo y se utiliza para cualquier persona, sin importar su género. El éxito de la fórmula ha sido tal que de ella han derivado otros términos igualmente populares en el español coloquial, como el verbo ‘despelotarse’ (desnudarse) o la locución ‘dejar a alguien en pelotas’, que se usa para indicar que a una persona le han quitado todo lo que tenía, dejándola en la ruina. Así, lo que comenzó como una simple referencia a una cómoda prenda medieval, ha acabado convirtiéndose en un pilar del lenguaje popular, demostrando una vez más que la lengua está viva y en constante evolución.
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