Sergio Parra, divulgador: "El mineral más abundante de la Tierra llega del espacio y revela el secreto bajo nuestros pies"
Un 30% de la masa de nuestro planeta es un material que jamás se había podido ver y cuyo hallazgo ha sido posible gracias a un meteorito caído en Australia

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Barcelona - Publicado el
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El ser humano mira constantemente hacia las estrellas, fascinado por los misterios del espacio exterior. Sin embargo, uno de los mayores enigmas no se encuentra a años luz, sino justo debajo de nuestros pies. El interior de la Tierra sigue siendo, en gran medida, un lugar más desconocido que la Luna o Marte, un territorio inhóspito del que apenas hemos rasgado la superficie. Así lo explica el divulgador científico Sergio Parra, quien desvela cómo la ciencia ha logrado poner nombre al mineral más común de nuestro planeta sin haber podido extraerlo directamente de las profundidades.

La ciencia sabe, a través de mediciones indirectas como el estudio de las ondas sísmicas, que existe un material predominante en el manto terrestre.
Una exploración casi imposible
La curiosidad por descubrir qué ocultan las profundidades llevó a un ambicioso proyecto en la península de Kola, al norte de Rusia. Allí, un grupo de científicos se propuso perforar la corteza terrestre lo más profundo posible. Tras años de trabajo y superando enormes desafíos técnicos, alcanzaron un récord de profundidad de 12,2 kilómetros. Aunque la cifra parece impresionante, en realidad "solamente hicimos el 0,19 por 100 del camino hacia el núcleo de la Tierra", aclara Parra. Para ponerlo en perspectiva, el divulgador utiliza una metáfora muy visual: "Si tuviéramos una manzana de 10 centímetros, habríamos explorado el 0,19 milímetros, es decir, ni siquiera la piel; es un poco la capa esa de cera que hay por encima".
El 30 por 100 de toda la masa de la Tierra está hecho de un mineral que nunca ha podido ser visto"
Uno podría pensar que, más allá de esos 12 kilómetros, la composición del planeta es más o menos homogénea, pero la realidad es mucho más sorprendente. La ciencia sabe, a través de mediciones indirectas como el estudio de las ondas sísmicas, que existe un material predominante en el manto terrestre. De hecho, según explica Parra, "el 30 por 100 de toda la masa de la Tierra está hecho de un mineral que está a tal profundidad, que nunca ha podido ser visto". Este mineral desconocido, que se estima que se encuentra a unos 600 kilómetros de profundidad, constituía la mayor parte de nuestro planeta, pero permanecía sin bautizar. Las normas de la mineralogía son claras: para nombrar un mineral, es imprescindible tener una muestra física, un fragmento que se pueda tocar y analizar.

Oculto en la roca espacial, hallaron un diminuto trozo de mineral del "tamaño, más o menos, de 100 veces más pequeño que un pelo humano"
La respuesta que llegó del espacio
Si no podemos perforar hasta los 600 kilómetros, ¿cómo se ha podido obtener esa muestra indispensable? La solución, paradójicamente, no llegó desde las profundidades, sino desde el cielo. "La respuesta viene del espacio exterior", señala Parra. La clave estaba en un meteorito que cayó en el interior de Australia en 1879. Durante décadas, sus fragmentos fueron estudiados en museos y laboratorios sin que nadie reparara en el secreto que uno de ellos escondía. No fue hasta hace poco, en torno a 2010, cuando unos investigadores que analizaban el meteorito encontraron algo inesperado.
Oculto en la roca espacial, hallaron un diminuto trozo de mineral del "tamaño, más o menos, de 100 veces más pequeño que un pelo humano", detalla el divulgador. Al analizarlo, los científicos se dieron cuenta de que sus propiedades y su densidad eran idénticas a las calculadas para ese material misterioso que compone un tercio de la Tierra. La hipótesis es que el meteorito era un fragmento de otro planeta que explotó, y que, al impactar en el nuestro, trajo consigo una muestra del material que también abunda en el nuestro. Por fin, la ciencia tenía en sus manos una pieza física del mineral más común de la Tierra.
Nunca jamás, seguramente, vamos a poder acceder a ese mineral"
Bridgmanita, el mineral inalcanzable
Con una muestra física en su poder, la comunidad científica pudo finalmente bautizarlo. El mineral fue nombrado Bridgmanita, en honor a Piercy Williams Bridgman, un premio Nobel de Física de 1946 experto en el estudio de materiales sometidos a altas presiones. Aunque este hallazgo resuelve un gran enigma geológico, abre nuevas preguntas sobre sus posibles usos. "Potencialmente, podría tener varias aplicaciones industriales", comenta Parra, pero el gran obstáculo sigue siendo su inaccesibilidad. El divulgador es tajante al respecto: "Nunca jamás, seguramente, vamos a poder acceder a ese mineral". La Bridgmanita, el componente principal de nuestro planeta, seguirá existiendo bajo nuestros pies, a 600 kilómetros de profundidad, mientras que el único fragmento que podemos estudiar es una diminuta partícula que viajó por el espacio.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.



