Òscar Uceda, historiador: "El timbaler del Bruc ni era un niño ni estaba solo, la historia real de la batalla del Bruc supera a la leyenda"

El historiador Òscar Uceda desvela cómo una derrota inicial se convirtió en una victoria caótica y casual que humilló al ejército napoleónico

Estatua del timbaler en el Bruc
00:00

El historiador Òscar Uceda, de la asociación de historiadores Antoni de Capmany, ha explicado en Herrera a COPE Catalunya la historia de la batalla del Bruc

José Miguel Cruz

Barcelona - Publicado el

3 min lectura

Seguro que has oído hablar de la leyenda del Timbaler del Bruc: un joven que, con el eco de su tambor en las montañas de Montserrat, hizo creer a las tropas napoleónicas que un gran ejército se les venía encima, provocando su huida. 

Es una historia épica, pero, ¿qué hay de cierto en ella? El historiador Òscar Uceda, de la asociación de historiadores Antoni de Capmany, ha desvelado que la realidad es muy diferente y, de hecho, "más interesante que el hecho de la leyenda en sí". La batalla existió y fue una victoria clave, pero no fue gracias a un niño héroe, sino a una caótica y, en parte, casual movilización popular.

lo que sucedió realmente es más interesante que el hecho de la leyenda en si.

Para entenderlo, hay que retroceder a 1808. Tras el levantamiento popular del 2 de mayo en Madrid contra la ocupación francesa, la revuelta se extendió por toda la península. Cataluña no fue una excepción, y ciudades como Manresa o Vic se alzaron en armas. 

En respuesta, el general Duhesme, al mando del ejército de ocupación de Cataluña (llamado oficialmente "cuerpo de observación de los Pirineos Orientales"), envió una columna de 4.000 soldados profesionales para sofocar la rebelión. Su misión, comandada por el general Schwarz, era una "operación policial", pues no esperaban una resistencia organizada.

Óleo de la batalla del Bruc

Óleo de la batalla del Bruc

La primera derrota y el descanso francés

El 4 de junio, la columna francesa partió de Barcelona por el camino real, la actual A-2. Los vecinos de Igualada y Manresa, organizados en los tradicionales sometents (una milicia popular sin entrenamiento militar), intentaron detenerlos en el Bruc. Como era de esperar, este primer choque fue un fracaso para los locales. 

La tropa profesional del ejército napoleónico, considerado el más poderoso del mundo en aquel momento, los dispersó con relativa facilidad. Creyendo que la situación estaba controlada, el general Schwarz cometió un exceso de confianza: ordenó a sus hombres detenerse en Collbató para descansar y repartir el rancho.

El caos que desató la victoria

Ese descanso fue su perdición. Los sometents de Manresa e Igualada, lejos de rendirse, se reorganizaron. Mientras tanto, las campanas de otros pueblos de la comarca llamaron a más gente a las armas. Lo que ocurrió a continuación fue, en gran medida, una casualidad. 

Sin un plan coordinado, diferentes grupos de civiles armados con lo que podían acudieron al lugar donde se oían los disparos y, sin pretenderlo, rodearon al ejército francés. De repente, unos 2.000 sometents cercaban a los 4.000 soldados profesionales, que escuchaban un estruendo de disparos, insultos y, sí, tambores. No uno, sino muchos timbales de las cofradías que acompañaban a los grupos armados.

sería como un campo de fútbol con gente encabronada

El general Schwarz, desconcertado por un ruido que el eco de la montaña amplificaba, creyó estar rodeado por una fuerza muy superior. Como explica Uceda, el ambiente era caótico, como "un campo de fútbol con gente encabronada" pero armados, lo que infundió el temor en el mando francés. Ante el caos y las primeras bajas, Schwarz tomó una decisión drástica: ordenar la retirada. Formó a sus hombres en un cuadro defensivo y empezó un lento retroceso de 10 kilómetros hacia Esparreguera, bajo el fuego incesante de los rebeldes.

La desbandada final hacia Barcelona

Al llegar a Esparreguera, la situación empeoró. Los habitantes del pueblo habían cortado el camino y los recibieron a tiros y lanzando objetos desde las ventanas. El cuadro defensivo se deshizo, el pánico cundió entre los soldados franceses y la retirada se convirtió en una desbandada. 

En la confusión, incluso perdieron un cañón cuando el vicario de Olesa saboteó un puente de madera en Abrera. Las tropas napoleónicas llegaron a Barcelona corriendo en un "sálvese quien pueda", con los sometents pisándoles los talones y los barceloneses, desde las murallas, burlándose de ellos como si vieran un partido de fútbol. La "operación policial" había terminado con 500 bajas en el bando francés y una humillación histórica que demostró que la voluntad del pueblo podía superar al ejército más temido del mundo.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.

Escucha en directo

En Directo COPE BARCELONA

COPE BARCELONA

Herrera en COPE

Herrera en COPE

Con Carlos Herrera

Lunes a viernes de 06:00h a 13:00h

Programas

Último boletín

05:00 H | 22 SEP 2025 | BOLETÍN

Boletines COPE
Tracking