Esta es una propuesta que según el consistorio se adapta a las necesidades de la Barcelona actual. Una reforma pensada para los peatones, la salud, la vida de barrio y los comercios de proximidad. Las nuevas calles serán más respetuosos con el cambio climático. La acera irá de punta a punta de la calle.

El panot icónico de Puig y Cadafalch en forma de flor que ya viste gran parte de la ciudad, también llenará las nuevas zonas de paseo. A pesar de tener el mismo diseño, los materiales se renovarán. Estarán hechos de un material sostenible, resistente y poroso que permitirá que el agua de la lluvia se filtre al subsuelo, haciéndolo más fértil. De esta modo se nutrirá los árboles y las zonas verdes que también llenarán estas calles, y que pasarán de ocupar el 1% de la acera, al 10%.

El mobiliario urbano también tomará protagonismo. Quieren que las nuevas calles cuenten con bancos, sillas, mesas y zonas de juego. Con estos cambios, quieren hacer un barrio más dinámico que forme parte del día a día de los vecinos.

Los barrios de San Martí y Eixample serán los primeros a ver los cambios en sus calles; pero ya han avisado que durante el 2022 se anunciarán nuevos. Las obras empezarán en junio del año que viene y se acabarán al primer trimestre del 2023. Tendran un coste 38 millones de euros.