El fascinante origen de los días de la semana: de los dioses romanos al descanso judeocristiano

Cada día que nombramos es un pequeño viaje a la Antigua Roma y a las raíces judeocristianas. Te contamos la fascinante historia que se esconde detrás de lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo.

Días de la semana en un calendario
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Alfred López nos explica unas cuantas curiosidades

José Miguel Cruz

Barcelona - Publicado el

3 min lectura

Nos hemos acostumbrado tanto a la cadencia de la semana que rara vez nos detenemos a pensar en el porqué de sus nombres. Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo. Siete días que marcan nuestro ritmo vital y que, sin que muchos lo sepan, esconden un fascinante legado que mezcla la astronomía, la mitología romana y la tradición judeocristiana. Se trata de una de esas curiosidades que el gran divulgador Alfred López, autor de la célebre saga de libros "Ya está el listo que todo lo sabe", desentrañaría con maestría. Y es que, aunque damos por sentada nuestra semana de siete días, su nomenclatura es un auténtico crisol de culturas.

De lunes a viernes: un panteón romano para la semana

La influencia de la Antigua Roma es innegable en los cinco primeros días de la semana en español. Los romanos, grandes observadores del cielo, asociaron cada uno de estos días a los siete cuerpos celestes que podían ver a simple vista y que, a su vez, llevaban el nombre de sus dioses más importantes. Así, de lunes a viernes, nuestro calendario rinde homenaje al panteón romano.

de lunes a viernes, nuestro calendario rinde homenaje al panteón romano

de lunes a viernes, nuestro calendario rinde homenaje al panteón romano

El lunes, por ejemplo, deriva del latín "Lunae dies" o "día de la Luna". Era una jornada dedicada al astro nocturno, envuelta en un halo de misterio y asociada a la noche. El martes, por su parte, proviene de "Martis dies", el día de Marte, el imponente dios de la guerra. Esta asociación era tan fuerte que los romanos consideraban los martes como el día idóneo para declarar un conflicto o iniciar una batalla. De ahí nace el famoso refrán "en martes, ni te cases ni te embarques", que originalmente no se refería a subirse a un barco, sino a no "embarcarse" o iniciar un negocio, ya que se consideraba un día de mal augurio para las empresas pacíficas.

"En martes ni te cases ni te embarques, pero no embarcarte en un barco, si no, no te embarques en un negocio."

Para los negocios ya estaba el miércoles. Su nombre procede de "Mercurii dies", el día de Mercurio, dios del comercio, los viajeros y los mensajeros. Era la jornada perfecta para cerrar tratos y emprender viajes comerciales bajo la protección de esta deidad. El jueves, o "Iovis dies", estaba consagrado a Júpiter, el dios supremo del panteón romano, padre de dioses y hombres. Era un día de solemnidad y respeto. Finalmente, la semana laboral culminaba con el viernes, del latín "Veneris dies", el día de Venus, la diosa del amor, la belleza y la fertilidad. Los romanos lo consideraban el día más propicio para el romance y las celebraciones afectivas.

El fin de semana: una ruptura con la tradición romana

Con la llegada del fin de semana, la herencia romana da un paso al lado para dejar sitio a la tradición judeocristiana, que redefinió por completo el significado de estos dos días.

"De lunes a viernes nos regimos por los romanos y el sábado y domingo nos regimos por el judeocristianismo."

El sábado no procede de un dios romano, sino del término hebreo "shabbat", que significa "descanso". Para el judaísmo, es el día sagrado de descanso y oración, el séptimo día en el que Dios descansó tras la creación. De "shabbat" deriva también la palabra "sabático", que usamos para referirnos a un período de descanso o cese de actividad. Durante siglos, el sábado fue el día festivo por excelencia en muchas culturas.

Sin embargo, con la expansión del cristianismo, se quiso marcar una diferencia. Para no compartir el día sagrado con los judíos, los cristianos decidieron dedicar el día siguiente a Dios. Así, el domingo proviene del latín "Dominicus dies", que significa "Día del Señor". Este nombre se eligió en clara alusión a la resurrección de Jesucristo, que según la tradición tuvo lugar en domingo, el tercer día tras su crucifixión. Curiosamente, en otras lenguas como el inglés, se mantuvo la raíz pagana: "Saturday" por el dios Saturno y "Sunday" por el Sol ("Sun"), continuando la estela planetaria romana. Si quieres profundizar más sobre este y otros temas, puedes visitar la web de Alfred López.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.

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