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'Sones comuneros': una celebración del V Centenario de la Batalla de Villalar a través de su música

Paco Díez rememora 500 años después, a través de medio centenar de instrumentos de su Aula Museo, los sonidos del Movimiento Comunero

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Javier Luna

COPE Valladolid

Tiempo de lectura: 2'Actualizado 09:47

Es conocido el año: 1521. El lugar: Villalar. Hay constancia también del motivo: la Guerra de las Comunidades de Castilla. Y del nombre de los líderes de las tropas levantadas contra Carlos I de España y V de Alemania: Padilla, Bravo y Maldonado. Pero, ¿cómo sonó la rebelión de los comuneros?

La música no era un divertimento exclusivo de nobles. Y aunque “no hay certeza alguna”, Paco Díez está “absolutamente” convencido de que algunos instrumentos musicales coetáneos de la época pudieron colarse en los zurrones y las alforjas del “improvisado” ejército comunero de camino a la Batalla de Villalar, de la que se conmemora en 2021 su quinto centenario.

“Para pasar el tedio”, reflexiona a COPE. Pero también para aplacar “el miedo”. “Porque la música”, añade, “libera el alma y te hace olvidar durante un determinado tiempo el siguiente enfrentamiento”.

Tuvieron que ser instrumentos ligeros, rudimentarios. Incluso, confeccionados con materiales de camino a la batalla. Cualquier cosa valía. El hueso de animal, posiblemente de cordero, para hacer unas tablas o una flauta. También las tejas de un tejado. O el tallo del centeno, un cultivo “muy común” en la época, apunta Díez, para confeccionar una gaita del tamaño de un lápiz.

El ingenio se agudizaba, entonces, por “la escasez de recursos”. Y “lo que hubiera por casa”, objetos domésticos como el almirez, se convertía en “un instrumento rítmico estupendo”.

Tampoco pudo faltar el instrumento pastoril por excelencia. Calabaza, piel, cuerdas y arco de pelo de caballo para armar el ravel de la época. Un instrumento “difícil de afinar”, bromea Díez, pero que, a buen seguro, amenizó los compases de espera en la Guerra de las Comunidades de Castilla.

Del tedio a la batalla

Paco Díez no ofrece lugar a dudas de que muchos de los instrumentos que hoy pueden encontrarse en su Aula Museo, en Mucientes, fueron coetáneos del movimiento comunero. Y ha seleccionado medio centenar para la gira de conciertos didácticos ‘Sones comuneros’, con la que está recorriendo Castilla y León en el V Centenario del Movimiento Comunero.

La música pudo servir para aplacar miedos, cohesionar al ejército y avisar del comienzo de la batalla.

En primera línea de batalla no pudieron faltar instrumentos de la familia de los membranófonos, bien bombos o tambores, así como los cuernos. “Y si no había un cuerno para avisar”, explica Díez empuñando unas tablas de San Damián, “se comunicaban como se comunican actualmente nuestras procesiones”.

Este filólogo, músico y folclorista español no ha encontrado aún documento escrito que confirme el uso de estos instrumentos por el ejército comunero. Pero “muchos de ellos pudieron estar”. También “otros con formas y materiales diferentes”.

Lo que “seguro”, afirma Paco Díez, fue empleado para hacer música fue “la voz humana”. Posiblemente, en forma de romance. Y es que es “la mejor canción de cuna”.

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