No es Valladolid una ciudad en la que los agentes tengan que echar mano “ni mucho menos a menudo” de su arma reglamentaria. “Gracias a Dios”, celebra el portavoz de la Policía Municipal de Valladolid, Fernando Millán.

En la ciudad del Pisuerga la criminalidad entre los meses de enero y septiembre de 2023 ha descendido un 14,2 por ciento con respecto al mismo período del año anterior, según el Balance Trimestral de Criminalidad que elabora el Ministerio del Interior.

Sin embargo, y pese a estar entrenados para ello, los agentes de la Policía Municipal de Valladolid han de enfrentar situaciones en las que les “es muy difícil”, reconoce Millán, discernir si bastará con la defensa extensible, comúnmente conocido como “porra”, para “controlar” a un individuo o si les será necesario utilizar un arma de fuego. Intervenciones en las que deben decidir en cuestión de segundos, en medio de un elevado estrés y donde la pericia del agente con su arma reglamentaria puede no ser suficiente para disparar a zonas no vitales.

Armas de electrochoque

A su paso por Mediodía COPE en Valladolid el portavoz de la Policía Municipal ha planteado el siguiente ejemplo: un ataque con un cuchillo.

“Un cuchillo puede ser considerado un arma no letal”, ha explicado Fernando Millán. “Sabiendo que lo es”, ha apostillado. Precisamente, en el mes de enero de este mismo año un agente de la Policía Nacional fue herido de gravedad en el cuello y en la cara con un arma blanca durante una intervención por un presunto caso de violencia de género.

En una situación como la que expone Millán, agravada en casos en los que el agresor haya consumido bebidas alcohólicas o sustancias estupefacientes, con el uso de la defensa extensible “quizá nos quedemos cortos” para “defender la vida de las personas que están amenazadas o la nuestra propia”. En cambio, el uso del arma reglamentaria puede tener un desenlace fatal. También acarrear consecuencias jurídicas, tanto penales como administrativas.

A fin de “salvaguardar la seguridad de las personas”, incluida la del propio atacante “que en ese momento está poniendo en riesgo su vida propia”, ha advertido Millán, la Policía Municipal de Valladolid va a contar con seis armas de electrochoque.

Estos dispositivos electrónicos proporcionan a los agentes un arma “intermedia”, según Millán, que “deja momentáneamente sin capacidad de movimiento” al agresor sin que su vida corra peligro. A pesar de que existe riesgo de lesiones. Especialmente, en personas con cardiopatías previas. Ese “margen” permite a los agentes “repeler el ataque”. Pero, a diferencia que con el arma reglamentaria, garantizándose “que no haya letalidad en el final de la intervención”.

Con cámara y para intervenciones “de alto riesgo”

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Cinco agentes de la Policía Municipal han recibido ya la formación para el uso de esta nueva defensa, de manos de los instructores de Husha Spain, empresa con sede en China. Ellos serán los encargados de formar, a su vez, al resto de la plantilla antes de que “en los próximos meses” comiencen a utilizarla.

Estas armas de electrochoque incorporan tecnología Bluetooth que se activa de manera automática al ser desenfundadas y que, conectadas a una cámara, permitirá a la Policía Municipal de Valladolid “registrar” y, posteriormente, “revisar internamente” las intervenciones en las que los agentes hagan uso de esta defensa “para poder garantizar la conformidad de los procedimientos e identificar dónde podemos mejorar para que la respuesta de los agentes sea, todavía, más eficaz”, ha señalado Millán.

Las patrullas de calle de la Policía Municipal de Valladolid y su servicio de escolta de paisano serán los primeros en disponer de las seis armas de electrochoque. Que, en un futuro, podrían ser más. Pero únicamente podrán utilizarla “en situaciones de alto riesgo”. “Y esto último”, ha remarcado el portavoz de la Policía Municipal de Valladolid, “tiene que quedar muy claro”.