David, atropellado por un conductor que se dio a la fuga: “Sientes que no vales nada. Eso ha sido lo más duro”

“¡Para! ¡Que estoy aquí! ¡Que me has atropellado!”. Se repetía David Meléndez en su cabeza mientras, tendido en la carretera, veía alejarse el coche —un Audi, color gris— que acababa de atropellarlo cuando montaba en bicicleta.

“Sobre todo, me fijaba en las luces de freno”, relata a COPE. “Daba por hecho que se iban a encender”, confiesa.

Pero el conductor del vehículo no frenó. “De todo lo sucedido”, ha afirmado David a su paso por Herrera en COPE Castilla y León, “eso ha sido lo más duro”. “Más que el dolor”, advierte. En el momento en que el coche que acababa de atropellarlo se perdió en el horizonte le sobrevino un único pensamiento: “Sientes que no vales nada”.

Una vértebra rota y quemaduras

David recuerda “todo, con todo detalle”. Tras el accidente no perdió el conocimiento. De hecho, pudo tomar desde el suelo una fotografía en la que puede apreciarse el estado en el que quedó su bicicleta: manillar y sillín, sobre el quitamiedos; bidón de agua, en el arcén; y la rueda trasera, completamente deformada.

Cinco días después del accidente aún le cuesta relatar lo ocurrido. Él circulaba por la N-610, dirección Palencia. Un dispositivo que lleva instalado en su bicicleta le previno de que un coche se acercaba por detrás. Giró la cabeza, como acostumbra hacer en este tipo de situaciones. Pero “con más motivo en este caso porque venía otro coche de frente”. Enseguida se percató de que “venía muy pegado a la derecha” y “le hice unos gestos” al conductor para advertirle.

Apenas tardó “ni dos segundos” en notar “un impacto tremendo”. Después quedó “suspendido en el aire”. Y al caer sufrió “un golpe muy fuerte, muy doloroso” al tiempo que su cuerpo se deslizaba por la carretera “como si fuese un trineo”. “Me quemaba”, recuerda.

Ahora tiene que “dormir boca arriba”. Tiene una vértebra rota. Puede moverse, pero con un corsé. También caminar, aunque a pasos muy cortos.

A los talleres: “Que estén alerta”

A David le cuesta contener las lágrimas cuando agradece los “cientos de mensajes de apoyo” que está recibiendo. “Gracias a ellos mantengo el ánimo muy alto”, asegura.

¿Volverá a subirse en una bicicleta? “Sí, sí, sí, sí”, responde enseguida. “Eso lo tengo clarísimo”, afirma sin atisbo de duda.

Confía “plenamente” en la Guardia Civil. A cuyos agentes “les voy a estar agradecidos”, tanto si encuentran como si no a quien le atropelló y le dejó tendido con múltiples heridas en medio de la carretera. Y a los talleres les pide “que estén alerta”, por si acaso alguien acude con un Audi de color gris con desperfectos en el parachoques y un cristal del retrovisor derecho roto.