Castilla y León aspira, una vez se permita la movilidad interprovincial, a recuperar el liderazgo en turismo rural y de interior. Para ello ha anunciado la creación de un sello de calidad propio basado en la generación de “confianza” en el visitante.

Su obtención será gratuita, al contrario que el sello creado por el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE), cuyo coste puede alcanzar los 800 euros, u otros surgidos a iniciativa privada tras la crisis sanitaria del COVID-19. Y tendrá como finalidad, según el consejero de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, Javier Ortega, reconocer “públicamente” a todas las empresas del sector que “cumplan” con los protocolos establecidos por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y que cuentan con el aval del Ministerio de Sanidad, pero que asuman también como propios los manuales de “buenas prácticas” del ICTE, en cuya elaboración han colaborado las comunidades autónomas, para “evitar contagios” entre sus clientes y entre sus empleados.

La aplicación del sello, una vez sea publicada “próximamente” en el Boletín Oficial de Castilla y León (Bocyl) la orden que lo regula, será “prácticamente inmediata”, según la directora general de Turismo, Estrella Torrecilla. A efectos administrativos el trámite para su obtención se verá reducido a la firma de una declaración responsable, acompañada de un autoevaluación. Esta servirá de “guión”, ha apuntado Torrecilla, para empresarios y técnicos de la Consejería.

La labor de control, además de por los inspectores de Sanidad con los protocolos ya habituales, será llevada a cabo por los propios clientes. El turista se convertirá en una suerte de “validador”. A través de un Código QR hará llegar de forma anónima sus “aportaciones”, bien en forma de “sugerencias”, “comentarios” o “quejas”. Estas valoraciones motivarán el posterior envío de personal de la Fundación Siglo —dependiente de la Junta de Castilla y León— para llegar a cabo labores de “seguimiento” en el establecimiento y “corregir” posibles errores.

El incumplimiento de las medidas higiénicas y sanitarias requeridas para este sello de calidad podría suponer su retirada. Pero, una vez subsanados los errores, se podría también volver a implementar. “No tendrá efecto sancionador”, ha insistido Torrecilla. Será “voluntario” y ha sido ideado “tan solo a efectos de promoción”.

Un sello con futuro

“Nace con el COVID-19”, ha asegurado Ortega, “pero con una clara vocación de permanencia”. Este sello de calidad se empleará en “todas” las campañas de promoción turística, ha apostillado Torrecilla.

Será visible ya en la campaña que el Gobierno autonómico prepara para este 2020, centrada en atraer al 80 por ciento de turistas que recibe Castilla y León anualmente procedentes del territorio nacional. Será “potente”, en palabras de Torrecilla. Y centrará su mensaje en dos ideas clave: la autenticidad y la seguridad. En este último punto Ortega ha remarcado la necesidad de “incidir” en que Castilla y León es un lugar “seguro”. Y el sello de calidad propuesto por su Consejería está convencido de que “contribuirá a lograrlo”.

Interés por la España rural

En ciudades como Valladolid, la Asociación de Hoteles maneja unas previsiones de ocupación en verano de un 20 o un 25 por ciento.

Más favorable se presenta el escenario para los alojamientos de turismo rural. Desde la Consejería de Cultura y Turismo han confirmado un incremento de las peticiones de información procedentes de las comunidades de Castilla-La Mancha, Madrid y País Vasco interesándose, principalmente, por casas “unifamiliares” para una “larga estancia”. En este tipo de alojamientos venía siendo habitual que los huéspedes no pernoctaran más de dos noches. Ahora esa demanda se ampliaría hasta el entorno de los 10 o los 15 días.