Han pasado cinco años y en pleno proceso de desmantelamiento, con ligeros retrasos, la central nuclear de Santa María de Garoña, en Burgos, vuelve a estar en el centro del debate político y social. La dependencia del gas ruso ha llevado a algunos países, entre ellos Alemania, a frenar la desactivación de los reactores.

Los 84 trabajadores que quedan en la Central Nuclear de Santa María de Garoña viven con nostalgia el debate sobre su posible re apertura, en pleno proceso de desmantelamiento. Pedro San Millán, es trabajador y sigue realizando en la central tareas de mantenimiento y preparando la instalación para el cambio de titularidad de manos privada a pública.

El proceso que se inició en 2017 lleva más de un año de retraso y Enresa, la empresa pública encargada del desmantelar la central, sigue sin hacerse con la gestión de la que se ocupan Iberdrola y Endesa. San Millán no cree que haya una vuelta atrás, principalmente por parte de la propiedad. “Parece una utopía. Hay elementos que se han desmantelados porque no son útiles, pero a las empresas titulares les costaría mucho hacer esa inversión”, apunta.

En el interior de la central burgalesa, se sigue trabajando. Los empleados siguen con el mismo horario en una instalación que sigue teniendo actividad a pesar de la moratoria nuclear. El proceso es largo y lento para garantizar la seguridad en las instalaciones. La contratación de personal, que ha caído, no es de la misma cualificación.

El proceso se vive desde el interior con nostalgia. San Millán nos explica que esta central ha generado mucha riqueza y que siempre fue segura. “Nada es igual porque una central genera riqueza al entorno”.

Una territorio despoblado

La última palabra la tiene la propiedad, privada en este caso, pero el debate está abierto y no solo ha llegado al Parlamento autonómico y al Congreso de los diputados, los municipios nucleares también tienen mucho que decir. La alcaldesa del Valle de Tobalina, Raquel González, ha explicado en Herrera en COPE Castilla y León que la central es un gran motor de empleo y de riqueza, si bien, en la situación actual de la planta, parece que es “irreversible” su vuelta a la actividad.

Tras el anuncio del desmantelamiento, el impacto se dejó notar en el entorno y la despoblación fue evidente, como ha relatado la alcaldesa, quien se ha mostrado partidaria de promover otras fórmulas alternativas para la zona.

Vox no se apea de la reapertura

El portavoz de Vox en las Cortes, Carlos Menéndez, ha asegurado que la empresa Nuclenor vería “rentable” la reapertura de la central nuclear de Santa María de Garoña con un reactor de nueva generación y un cambio en la legislación. Vox tiene intención de solicitar un estudio sobre la viabilidad de esta empresa privada, si bien su socio de gobierno, el PP insiste en que no se puede sustituir a nadie, en referencia a Nuclenor, el operador de la planta atómica, a quien le correspondería la iniciativa de solicitar su reapertura.

Las posiciones sin embargo no distan demasiado puesto que defienden la decisión de licitar un estudio de viabilidad, como ha planteado el vicepresidente, Juan García-Gallardo, y por Vox.