Este 20 de julio, tres funcionarios del centro penitenciario de Perogordo eran agredidos por un interno de la prisión. Según apuntan desde Instituciones Penitenciarias, el preso entraba en un estado alto de agresividad al consumir más medicación de la que debía ingerir, provocando graves incidentes en la segunda planta del módulo 3. El preso mostraba resistencia y tres trabajadores del centro tenían que trasladarse al hospital a causa de las heridas provocadas.

El funcionario de vigilancia de la FeSP-UGT, Moisés Aragón, criticaba que los viernes se les entrega a los internos toda la medicación del fin de semana y que esto puede provocar situaciones de violencia como la vivida recientemente si alguno de los presos ingiere más medicación de la que debe.

Los heridos fueron observados y tratados por los servicios sanitarios y ahora se encuentran en sus casas recuperándose de las heridas. El responsable del Sector de Administración del Estado de CSIF, Fermín Pinto, criticaba duramente que hay un déficit de personal impresionante y alegaba que hay alrededor de 50 plazas vacantes en Segovia. Además, explicaba que los puestos de los funcionarios agredidos no fueron cubiertos por nadie los días posteriores al suceso, lo que acentúa aún más la falta de seguridad dentro de la prisión.

El representante de prisiones de CCOO, Carlos Casal, comentaba que la única defensa con la que cuentan los funcionarios es un bolígrafo y que las principales medidas de seguridad es que haya suficientes trabajadores y una óptima clasificación de los presos. Asimismo, Casal pedía que se les reconozca a los funcionarios de los centros penitenciarios como agentes de autoridad, lo que significaría que cualquier agresión por parte de un recluso sea considerada atentado de autoridad, aumentando las penas de estos delitos. 

Pinto explicaba que el interno que provocó un altercado similar hace dos meses, no ha sufrido castigo alguno tras la agresión. En vez de procesarle a primer grado, se le mantuvo en segundo grado y la única medida tomada fue trasladarle a otro centro penitenciario. El de CSIF añadía que no se tiene que ver a los internos como la parte débil de la institución penitenciaria y hay que trasladarles a primer grado en estos casos.

Los sindicatos llevan tiempo exigiendo una mayor seguridad dentro de las prisiones, empezando por el aumento de trabajadores y la mejora de los equipos de defensa personal con los que cuentan, que en estos momentos son prácticamente inexistentes. CSIF pide que se dote a los funcionarios de medios como pistolas táser para facilitar el control de situaciones como la ocurrida el pasado 20 de julio.