Desde hace un año Salamanca ha recuperado la devoción permanente a Santa María Magdalena, una mujer a la que el Papa Francisco le ha devuelto el rango de apóstol de apostoles. Durante siglos ha sido la gran olvidada en la Iglesia, señala María Zarza. Ella fue testigo directo de la Resurrección y ayudó a difundir la Buena Nueva.

Todos los meses, por petición expresa de un grupo de fieles, se celebra una misa en su honor. El próximo jueves 22 de julio, coincidiendo con la fiesta de la Santa, se celebrará otra a las 20 horas en la iglesia de Santa María Magdalena de los Padres Carmelitas Descalzos.

Las celebraciones surgieron por un grupo que querían compartir la devoción a la santa y devolverle el protagonismo del que gozó en los primeros tiempos de la historia de la Iglesia. Ella estuvo acompañando a Cristo en el momento supremo de la redención y fue testigo directo de su Resurrección.

La figura de María Magdalena es fundamental en la tradición de la Iglesia y tuvo un gran reconocimiento entre las primeras comunidades cristianas. Sin embargo, durante los últimos siglos ha ido perdiendo relevancia de manera progresiva. Por ello, con estas celebraciones, se pretende realzar su papel y que se le reconozca como fiel discípula de Jesucristo, puesto que ella también contribuyó a difundir la Buena Nueva.