Agentes de la Policía Nacional de Palencia detuvieron a cuatro varones, de 15, 18, 19 y 35 años de edad y residentes en la capital, como supuestos autores de siete atracos violentos en diversos comercios y establecimientos con arma blanca acaecidos en la ciudad en los últimos dos meses. En total, el botín obtenido por los integrantes de este grupo criminal, caracterizado por la "inusitada violencia y agresividad", ascendió a cerca de 2.000 euros, según fuentes policiales.

Tras múltiples horas de patrullaje preventivo e incansables jornadas de investigación, el pasado sábado se logró, por parte de una patrulla de seguridad ciudadana, la detención infraganti de uno de los miembros de este grupo, tras haber perpetrado un atraco en un supermercado, junto a otro de los componentes, que logró huir en ese primer momento.

No obstante, gracias a esta primera detención y a las líneas de investigación que se encontraban en marcha, se logró en un corto periodo de tiempo la plena identificación del resto de componente del grupo criminal dedicado a la comisión de los mencionados robos con violencia, los cuales fueron localizados y detenidos progresivamente, siendo la detención del individuo más mayor la más complicada.

Así, y una vez con toda la información disponible analizada, se ha podido determinar que el líder del grupo es un varón de 35 años, con un amplísimo historial delictivo a sus espaldas, el cual se encontraba prófugo de la justicia tras haber cumplido más de diez años de cárcel de una condena de la que aún le quedaba por terminar de cumplir en su totalidad.

El cabecilla

Esta persona, teniendo conocimiento de su situación de rebeldía, pasaba la mayor parte del tiempo escondida, saliendo únicamente para cometer los delitos. Aun así, en este tiempo, aprovechó para ir conformando un grupo de jóvenes, uno de ellos su propio hijo, a los que fue formando y enseñando, lo cual le permitía disminuir el riesgo de ser detenido y además ampliar el número de posibles objetivos a atracar.

Dejando de lado al líder del grupo y a su hijo, destacan otros dos jóvenes del grupo sin antecedentes criminales y que, en un espacio de tiempo muy corto, se han transformado radicalmente en autores de hechos tan graves. Una actividad que simultaneaban con su vida cotidiana en sus domicilios familiares, sin que por sus respectivos progenitores se tuviese sospecha alguna de su implicación en estos delitos.