La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) señala la necesidad de extremar las medidas de seguridad en los centros penitenciarios de la región para evitar situaciones como la que se ha producido en Ocaña I, donde más de 80 presos y 6 funcionarios permanecen aislados tras un caso positivo de coronavirus de uno de los reclusos.

La responsable de instituciones penitenciarias de CSIF Castilla-La Mancha, Natalia Plaza, señala “las cárceles tienen mucho movimiento con entradas y salidas de internos y personal, así como las visitas”, lo que “obliga a vigilar estrechamente cada acceso”.

"El contagio del preso fue en la calle"

En el caso del centro penitenciario de Ocaña I, la situación está controlada "El interno tuvo un permiso de salida de prisión y al regresar siguió haciendo vida normal hasta que volvió a salir a una consulta hospitalaria donde, se sometió a una prueba en la que dio positivo, con lo que el contagio fue en la calle". Esta situación ha provocado el aislamiento de más de 80 internos y 6 funcionarios.

La Central Sindical, que el pasado 16 de julio ya advirtió sobre el riesgo que supone el restablecimiento de las comunicaciones entre los internos y las visitas en las cárceles sin suficiente seguridad ante los nuevos rebrotes, aborda la necesidad de cumplir escrupulosamente con las ‘Medidas de nueva normalidad (COVID-19)’ tomadas por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y actualizadas el pasado 23 de julio después de que CSIF recurriese la primera resolución "Ahora los locutorios tienen un 50% de aforo con la mitad de los familiares, sólo 2 personas. Y el vis a vis ha empezado escalonadamente. Además ahora se hacen unas cuarentenas preventivas de 7 a 10 días en caso de que se detecten posibles síntomas compatibles con la COVID-19".

"Los presos no llevan mascarilla. Nosotros en casa no la llevamos y ellos están en su casa"

Desde CSIF consideran que las medidas preventivas podrían mejorar, aunque es complicado dentro de una prisión: " Aunque lo intentamos es complicado porque los presos se relacionan entre ellos dentro de un módulo, es imposible mantener las distancias, por ejemplo cuando están en el patio. Los funcionarios llevamos en todo momento la mascarilla a pesar del carlo y las horas, pero los internos no están obligados porque hay que tener en cuenta que un módulo es como su vivienda y excepto los que están en aislamiento sanitario, el resto no la llevan".

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