Gastronomía en Cuaresma: El origen de una tradición desde el S.III
El médico y escritor Jacinto García nos cuenta de dónde viene la tradición de comer potaje, bacalao y torrijas

Gastronomía en Cuaresma: El origen de una tradición
Toledo - Publicado el - Actualizado
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Comenzábamos el miércoles de ceniza con la Cuaresma, un periodo de tiempo que desde hace siglos se refleja en nuestra mesa. Potajes, bacalao o torrijas son platos que vamos a degustar durante siete semanas, pero ¿De dónde viene la tradición del ayuno y de no comer carne?. El médico toledano y autor de diferentes libros de gastronomía, Jacinto García nos acompaña hoy en Cope Toledo para descubrirnos auténticas curiosidades de esta cultura gastronómica.
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Fue en torno al siglo III y IV cuando algunos monjes y anacoretas se retiraban en soledad durante 40 días guardando ayuno "Recordaban el ayuno durante 40 días de Jesucristo en el desierto rezando y siguiendo su ejemplo acordaron 40 días antes del día de la Resurreción para hacerlo".
Si te preguntas si en los días en los que no se puede comer carne se puede utilizar la típica pastilla de caldo de carne, Jacinto nos lo deja claro "a principios del siglo XIX proliferaron los libros dedicados a recetas para Cuaresma y en uno de ellos se habla de esta cuestion, cuando lanzaron estas pastillas de caldo de carne, y pone específicamente que después de consultarlo con las jerarquías eclesiásticas se había decidido que el caldo concentrado no rompía la abstinencia de carne y se podía tomar".
Al no toma carne el pescado toma protagonismo, pero en aquellos tiempos en las zonas de interior no era fácil conseguir pescado del litoral, aunque en el siglo XVI en la lonja de Toledo se podía encontrar sin problema. ¿Cómo lo traían sin que se estropeara? " en verano era imposible, pero en invierno hacían rutas con carruajes donde transportaban el pescado en arcones de madera, forrados de cinz y rellenos de paja e hielo. Había pozos de nieve repartidos por el campo e iban renovando el hielo hasta llegar al centro".
Las monjas de clausura comían todo el día bacalao y potajes y comían tan poco el resto del año que salían fortalecidas
Aunque a partir del siglo XVI se recurrió al bacalao conservando en sal. Tuvo tanto éxito que en el Monasterio de las Carmelitas Descalzas de Toledo se comía bacalao durante todos los días de la Cuaresma, "al escribir el libro Un Convento de aromas: La cocina de los conventos de clausura en Toledo la superiora me dijo que tenían la costumbre de comer bacalao cada uno de los días de la semana, siempre de diferente manera, lo llamaban el bacalao de los lunes, de los martes, de los...." Lo curioso es que, al contrario que el resto de la población, las hermanas comían tan poco el resto del año, que al comer bacalao y potaje durante cuarenta días salían más fortalecidas.

Las torrijas eran conocidas como "rebanadas de paridas"
Y sin duda el postre preferido son las torrijas, relacionadas desde antaño con las mujeres que acababan de tener un hijo, de hecho, se las conocía en la tradición judía como "rebanadas de paridas" " porque era uno de los obsequios que se les hacía a la madres porque se pensaba que facilitaba la producción de leche materna para la cría del bebé".
Tras cuarenta días de ayuno, sin duda, el mejor día para las monjas del Monasterio de las Carmelitas Descalzas era el día de resurreción "como ellas nunca comen carne, a no ser que estén enfermas, ese día en su mesa siempre se pone un plato de huevos fritos con patatas como algo especial".