Cien años retratando Guadalajara: "Es la mejor manera de capturar el tiempo"
Con un fondo de imágenes que documentan el último siglo de historia de la provincia y su afán en continuar con el negocio en el centro de la capital, Mónica López Fotografía recibe el Premio 'Al Pequeño Comercio' de COPE Guadalajara 2025

José y Mónica López
Guadalajara - Publicado el
4 min lectura8:56 min escucha
Llevan un siglo observando y retratando Guadalajara a través de un objetivo fotográfico. Son ya tres generaciones familiares dedicadas a capturar el tiempo y el espacio de la provincia y de la ciudad en la que nacieron, pero, sobre todo, a inmortalizar a las personas que la habitaron y habitan.
Las miles de imágenes creadas por los López componen un fondo documental de primer orden para quienes desean conocer los últimos 100 años de la historia, con mayúsculas, de Guadalajara y, por qué no, las historias personales y familiares de quienes se han puesto frente a sus cámaras, antes analógicas y desde hace ya 25 años, digitales.
Por todo ello, el estudio de José y Mónica López en la capital ha sido merecedor del Premio 'Al Pequeño Comercio' de COPE Guadalajara 2025.

'Mónica López Fotografía' se encuentra en Calle Pedro Pascual, 15, Guadalajara
“Al final es un reconocimiento a cien años de historia y, en una ciudad como Guadalajara, con el archivo que tenemos de mi abuelo y de toda la vida que lleva mi padre, los dos estamos encantados; yo orgullosísima y él también” -ha expresado totalmente agradecida por el galardón Mónica López, dedicándoselo especialmente a su abuelo, José López Ramiro.

Fabricación de aviones en la fábrica Hispano-Suiza
“Mi abuelo empezó en esto cuando tenía unos catorce años. Se montó su laboratorio en casa y se construyó su propia cámara. Luego, ya con dieciséis años, entró a trabajar como mecánico de aviones en la fábrica Hispano-Suiza, donde siguió haciendo fotos a los aviones, incluso a alguna visita de Alfonso XIII y cosas así” -ha recordado, sin desmerecer su faceta más comercial, que desarrolló "yendo por los pueblos, haciendo los DNI, que además le mandaba directamente la Comisaría de Policía", así como "haciendo retratos, bodas".
Un trabajo, por cierto, bien remunerado en especie, más concretamente "en gallinas, en garbanzos", así que los López de principios del siglo pasado "estaban deseando que llegase a casa" el cabeza de familia, "porque traía la comida".

Monolito Homenaje a los Caídos de 1936
Con la jubilación del abuelo "por 1975", tomaron el relevo sus dos hijos. En primer lugar, Mari Carmen, que "cuando se casó, dejó el oficio para dedicarse únicamente a la costura", y, después, José López.
"Al año de fallecer mi abuelo en 1982, mi padre puso su estudio en la Cuesta del Matadero, con mi tío, y fue en 1999 cuando cogió el local que tenemos ahora, en el que yo llevo ya 15 años" -ha apuntado Mónica, digna heredera de una vocación fotográfica que sintió desde su infancia, cuando jugaba "con las cosas" de su abuelo y aprendió "a revelar con las cubetas, con los líquidos...".
Por eso, seguir los pasos de sus antecesores en el negocio, resultó "un camino muy orgánico", hasta el punto de que aquella jovencita que iba con la "camarita en la mano todos los fines de semana" y subía fotos "al Tuenti", pronto decidió estudiar Comunicación Audiovisual y se especializó en Fotografía.
Aunque su padre "ya se compró la primera reflex digital en el año 2000", la auténtica revolución digital del estudio familiar la ha protagonizado ella, aplicando al día a día de su profesión las últimas herramientas tecnológicas, incluida la Inteligencia Artificial.
Sin embargo, a pesar de que los roles han cambiado y Mónica se ha convertido en maestra digital de su padre, ha confesado con humildad que "lo que hacían mi padre y mi abuelo, a nivel de artesanía de la fotografía, era mucho más complicado. En ese aspecto, lo mío es prácticamente coser y cantar".

Desfile de Ingenieros Militares por la Calle Mayor de Guadalajara
Lo que es cierto es que el soporte digital está siendo el destinatario de los fondos de la familia López. "Tenemos un archivo bastante extenso, del que parte está cedida a la Diputación, al CEFIHGU, la tienen custodiada, pero todavía queda mucho por clasificar. Mi padre ha estado, y está siempre digitalizando, porque siempre salen cosas nuevas" -ha advertido, ya que el archivo está "en placas, en negativos. Tenemos muchos discos duros". Un material de alto valor documental al que se añaden las cámaras de su abuelo y de su padre, "¡que aún funcionan! Lo que pasa es que cuesta más encontrar el material para utilizarlas" -ha lamentado la fotógrafa, sabiendo que, entre imágenes y equipos, su familia tiene "una joya entre las manos" a la que desearía "poder darle el lugar que merece".

Fotografía de Mónica López premiada hace tres años en FdB, colectivo / plataforma profesional especializada en fotografía de bodas
Mientras llega ese momento y oportunidad, el estudio de los López continúa con el ritmo frenético del trabajo diario, muy especialmente en época de bodas, bautizos, comuniones y otros eventos. Pero, más allá de la mecánica rutinaria y el estrés, Mónica no deja de disfrutar con su profesión.
"Para mí, la fotografía es una mezcla entre emoción y memoria. No sé, me parece una manera de capturar el tiempo" -ha subrayado, asegurando que lo que más le gusta es "retratar las emociones, los momentos felices".



