La soledad no deseada es una de las grandes pandemias de nuestro tiempo. Nuestros mayores se enfrentan en numerosas ocasiones a una soledad que, sin duda, mina incluso la salud de los que la padecen.

Estar solos en casa; sin familiares ni gente cercana que pueda estar pendiente de tu estado de salud, obliga a tener que vivir en una residencia de mayores, un lugar donde poder residir y recibir visitas.

Esta historia que te contamos tiene un protagonista, José María, un pintor jubilado de Tomelloso, que desde hace dos décadas acude todas las semanas a la residencia San Víctor de Tomelloso a acompañar a los mayores.

Todo comenzó según nos comentaba Jose María en COPE, "gracias a un amigo mío, que tuvo la iniciativa de preguntar el régimen de visitas que había y me pareció bien, tanto que me quedé enganchado". Cada domingo del año, José María acude a la residencia "una hora o una hora y media, depende del domingo y sobre todo voy a escuchar".

Se les ilumina la cara

Cuando este tomellosero llega a la residencia San Víctor de Tomelloso, a los mayores se les ilumina la cara. Muchos no reciben visitas, y hay muchos mayores de distintas partes de España, "hay de todo tipo de casos". José María les pregunta "cómo le va a su vida, a qué se han dedicado, los problemillas que tienen y ya cuando vas intimando con ellos, te van contando historias y algunas muy fuertes, otras muy hermosas, se quieren sentir escuchados".

Y es que ese ratito de conversación es muy beneficioso para su salud según ha podido comprobar José María, quien no duda en afirmar que esas charlas también le vienen muy bien a él.

Una labor altruista que realiza desde hace 20 años y que no piensa abandonar por que José María tiene claro que nuestros mayores nos necesitan.