Así fue el momento en el que Miguel Ángel Revilla conoció la noticia de la demanda del Rey Emérito: "Ironías de la vida"
El ex-presidente de Cantabria, conocido por su contundencia contra la corrupción, asegura que no ha hecho otra cosa que ejercer su derecho a opinar

Miguel Ángel Revilla cuenta qué estaba haciendo cuando se enteró de la noticia
Santander - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
No todos los días te demanda un rey. Y mucho menos uno que fue jefe del Estado durante casi cuatro décadas. Pero eso es justo lo que le ha ocurrido a Miguel Ángel Revilla, que ha recibido una demanda por parte del rey emérito Juan Carlos I, quien le reclama 50.000 euros por supuestas “expresiones injuriosas” pronunciadas en medios de comunicación entre 2022 y 2025.
El expresidente cántabro ha convocado una comparecencia en Santander que ha desbordado todas las previsiones: “Ni cuando gané las elecciones había tantos medios”, ha bromeado. Y, pese a lo mediático del asunto, Revilla ha querido alejarse del ruido. “No vengo a echar más leña al fuego”, ha asegurado. Pero sí ha querido compartir cómo se siente, y lo ha hecho sin ocultar la emoción.

El secretario general del PRC y expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla
Porque detrás del personaje hay una persona. Un hombre que dice estar “cabreado” y “triste”, y que no termina de entender por qué ha sido él el señalado. “¿Por qué yo?”, se ha preguntado en voz alta. “Soy un ciudadano normal, que nunca ha robado, que paga sus impuestos, que vive en Astillero y no en Abu Dabi”, ha recordado.
La demanda, ha explicado, tiene que ver con afirmaciones hechas en entrevistas, libros y declaraciones públicas. Revilla, conocido por su contundencia contra la corrupción, asegura que no ha hecho otra cosa que ejercer su derecho a opinar. “¿He podido tener algún exceso? Puede ser. ¿He dicho algo falso? No. ¿He dicho algo que no estuviera ya publicado? Tampoco”, ha defendido.
Un agravio democrático en la constitución
Pero lo que más le duele no es el proceso legal. Es la decepción personal. “Es la decepción de mi vida. Se te cae un mito”, ha dicho con contundencia, refiriéndose a la figura del monarca al que tanto admiró en el pasado. “Yo le tenía en un pedestal desde el 23F. Le dediqué páginas enteras en mis libros. Nos llevábamos bien. Pero lo que ha pasado después es muy grave”, ha lamentado.
Una de las claves del malestar de Revilla está en lo que considera un agravio democrático: la inviolabilidad del rey emérito. “Ese artículo de la Constitución siempre me pareció una anomalía. Que una persona no pueda ser juzgada por nada, ni siquiera por un delito grave, y que encima demande a un ciudadano, eso no lo entiendo”, ha subrayado.

El secretario general del PRC y expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla
Aun así, dice asumir el proceso con serenidad. Tiene ya abogado, José María Fuster Fabra, y confía plenamente en él. “Ahora me toca defenderme como uno más, como siempre he querido que sea”, ha dicho, recordando que él mismo promovió que en Cantabria no existiera el aforamiento para cargos públicos. “Yo iré al juzgado que me toque, como un ciudadano más”.
Lo más duro, reconoce, está siendo el impacto en su entorno familiar. “Mis hijas están preocupadísimas”, ha confesado. “Me dicen: 'Papá, qué te ha pasado'. Pero yo no me arrepiento. He hecho lo que debía”, ha asegurado visiblemente emocionado. Una emoción que no es habitual ver en él.
Ni en casa, ni en el prc... ni en cantabria
Y todo esto, además, ocurrió en un momento que parece sacado de una novela. Durante toda la jornada anterior, Revilla recibió 191 llamadas. “No podía atender a todos”, ha dicho. Pero lo curioso fue cómo y dónde se enteró de la noticia. No fue en su casa. Ni en la sede del PRC. Ni siquiera en la calle. Revilla estaba… rodando una película.

Revilla ante una sala de prensa del PRC abarrotada de mediosCésar Ortiz / Europa Press02/4/2025
Sí, como lo lees. Participaba en una escena de una comedia dirigida por su amigo Antonio Resines, donde interpretaba el papel de un juez. Vestido con toga, en pleno rodaje, su mujer le hizo una señal desde lejos. Le pedía que saliera, que había algo importante. Y lo que había era la noticia: el Rey Juan Carlos le había demandado.
“Hay ironías de la vida”, dijo en un leve tono jocoso. Como si la realidad hubiera querido darle un guion imposible de imaginar.