El artículo sorpresa que puedes comprar en una tienda de Santander y que podría hacerte rico: si es antigua, hasta 250.000 euros
Jacqueline y Diego llevan cuatro meses en una tienda de comercio de cercanía con un proyecto conjunto, acerca del mundo de los videojuegos y los cómics

Santander - Publicado el
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En pleno centro de Santander, en la calle Miguel Artigas, acaba de abrir sus puertas una tienda que no pasa desapercibida. Se llama Game Xperience, y detrás de este nuevo negocio están Diego y Jacquelín, una pareja llegada de México que apenas lleva un año en Cantabria y que ya ha decidido lanzarse a emprender. Su apuesta: un comercio especializado en coleccionismo, videojuegos, funkos, cómics y, sobre todo, cartas.
Puede parecer un sector muy de nicho, pero basta asomarse al escaparate para comprobar que hay todo un mundo detrás. Y lo cierto es que la respuesta de los santanderinos está siendo positiva. Una tienda que conecta con jóvenes, pero también con adultos que vuelven a ilusionarse con esos objetos que marcaron su infancia.
Emprender en Santander
Jacquelín explica que dar el paso no fue tan complicado como pudiera parecer. Con ayuda de un gestor encontraron el local en Miguel Artigas, a un paso del Ayuntamiento, y desde ahí se han lanzado a probar suerte. “Yo creo que quien tenga las ganas y la ilusión debería hacerlo. Con esfuerzo, interés y apostando por algo que realmente te guste, se puede sacar adelante”, asegura.
Un mensaje que destila optimismo en un momento en el que no es fácil ver nuevas persianas levantándose en el comercio local. Y, además, en un sector tan específico como el coleccionismo.

Jacqueline, una de las personas a cargo de la tienda
El fenómeno Pokémon
Entre todos los artículos que venden en Game Experience hay uno que se lleva el protagonismo: las cartas de Pokémon. Lo que para algunos es un simple juego de intercambio, para otros es una pasión e incluso una inversión. Diego, apasionado del coleccionismo desde hace años, explica que la clave está en traer siempre lo más novedoso y estar atentos a las tendencias que llegan de Japón, el país donde se originó el fenómeno.
Lo sorprendente son las cifras que se manejan en este mercado. “Una carta de Pokémon de una colección nueva puede llegar a costar entre 2.000 y 2.500 euros, y si hablamos de cartas antiguas, hay ejemplares que alcanzan hasta 250.000 euros”, asegura.
Ese es uno de los motivos por los que muchos aficionados prefieren comprar sobres y abrirlos en persona: vivir la emoción de descubrir si dentro está una de esas piezas tan buscadas. “Para muchos, más que comprar la carta directamente, lo bonito es poder decir ‘me ha salido a mí’”, comenta Diego.

Una estantería llena de funkos
Más que un negocio, un punto de encuentro
La tienda no solo se limita a vender. Poco a poco se está convirtiendo en un lugar de encuentro para coleccionistas, curiosos y jóvenes que se inician en este mundo. Allí se habla de videojuegos, de nuevas figuras, de los próximos lanzamientos de cartas o de qué cartas se están revalorizando más rápido.
Y es que el coleccionismo ha dejado de ser una afición minoritaria para convertirse en un fenómeno global. Desde los famosos funkos, que ya llenan estanterías en muchos hogares, hasta sagas de cartas como Magic, One Piece o la ya mencionada Pokémon, el mercado mueve cada vez más dinero.

Diego, el otro propietario del establecimiento
En Santander, Diego y Jacquelín quieren que Game Xperience sea precisamente eso: un espacio donde compartir la afición y donde cualquiera pueda encontrar algo que le ilusione.
“Al final, se trata de apostar por lo que te apasiona y traer siempre novedades. Nosotros queremos que el cliente entre y sienta que aquí puede descubrir algo distinto”, resume Jacquelín. El valor de lo pequeño
Historias como la de Game Xperience demuestran que todavía hay margen para que el pequeño comercio crezca en Santander, incluso en sectores poco habituales. Y que, a veces, detrás de un simple sobre de cartas puede esconderse una sorpresa que valga miles de euros.
Porque como dice Diego, en este mercado hay algo que nunca cambia: “Si la carta es antigua y está bien conservada, lo puede valer… y mucho”.