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El inspirador mensaje de una cuidadora de personas mayores: "He visto muchas necesidades, y siento la necesidad de dar"

Con más de una década de experiencia, Loli desvela los desafíos físicos y emocionales de una labor esencial en el Día Internacional de las Personas Cuidadoras

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Entrevista Loli García

Entrevista Loli García, cuidadora a domicilio

Guillermo García

Tenerife - Publicado el

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Este 5 de noviembre se conmemora el Día Internacional de las Personas Cuidadoras, una fecha para visibilizar una labor tan fundamental como, a menudo, invisible. En este contexto, la voz de la experiencia resuena con una fuerza especial. Es el caso de Loli García, quien ha dedicado más de una década de su vida al cuidado de personas mayores en situación de dependencia. Su testimonio ofrece una visión profunda y personal sobre los desafíos, las recompensas y, sobre todo, la humanidad que entraña un trabajo que va mucho más allá de la mera asistencia. A través de su trayectoria, se dibuja un mapa preciso de lo que significa cuidar y de la importancia de no olvidar una máxima fundamental: para poder cuidar a otros, primero hay que cuidarse a uno mismo.

Vocación nacida de la experiencia personal

Toda dedicación profunda suele tener una raíz personal, y la de Loli García no es una excepción. Su camino en el mundo de los cuidados comenzó tras tener que atender a su propia madre. Fue en ese momento cuando tomó conciencia de las enormes necesidades que afrontan las personas cuando empiezan a perder autonomía. "Empezó ya a necesitarnos a todos, y ya veía que no podía, pues, comer, estar sola, vestirse", explica. Esa vivencia personal fue el catalizador que la impulsó a profesionalizar su vocación. "Vi muchas necesidades, y siento mucha necesidad de dar, personas que estaban muy solitas y que no tenían a nadie", relata sobre su motivación para dedicarse a cuidar a personas mayores en sus domicilios.

Más allá de la compañía: la formación profesional

Loli García desmonta rápidamente la idea de que cuidar es una tarea que cualquiera puede desempeñar sin una preparación específica. "Me tuve que preparar, claro, porque la preparación es muy importante", subraya con firmeza. Un cuidador no solo ofrece compañía o ayuda en tareas básicas como la alimentación o el aseo; es una figura clave en la gestión de la salud y la seguridad del dependiente. "No puedes cuidar a una persona mayor sin saber realmente los primeros auxilios y cómo cuidarles y salvarles en momentos ahí difíciles y de apuros", advierte. La experiencia práctica, como la que adquirió en residencias, le enseñó protocolos vitales para actuar en emergencias, como una bajada de azúcar en un paciente diabético.

García insiste en la importancia de saber reaccionar ante imprevistos, como un atragantamiento durante la comida. Para ello, recomienda a todas las cuidadoras que se formen. Describe cómo, en el caso de una crisis glucémica severa, es crucial tener a mano una inyección de glucagón y saber administrarla para reanimar a la persona si no puede ingerir azúcar por sí misma. Más allá de las emergencias, su día a día incluía tareas complejas como la organización de la medicación, para lo cual es indispensable estar "siempre en contacto con su médico o enfermera". Su labor abarcaba desde el aseo personal y la preparación de comidas hasta el mantenimiento del orden en la casa, pero siempre con el foco puesto en el bienestar integral de la persona.

Las personas cuidadoras, si no se cuidan, no pueden cuidar"

Loli García

Cuidadora profesional

El vínculo humano contra la soledad

Uno de los aspectos en los que Loli García pone más énfasis es en la dimensión emocional y humana de su trabajo. Para ella, ser cuidadora no es una relación fría y transaccional. Rechaza por completo el enfoque de "llegar, hacer sota, caballo y rey, y a casa y hasta mañana". El verdadero cuidado, defiende, se construye desde la empatía y la conexión. "Lo que hay que hacer es sentarse, hablar con esa persona e intentar escucharle su historia, y también ver cómo es, sus gustos y sus cosas", explica. La clave, según su experiencia, es ganarse la confianza y el afecto de la persona atendida, un proceso que requiere tiempo, paciencia y una genuina voluntad de escuchar y comprender.

Esta conexión es el antídoto más poderoso contra uno de los grandes males que acechan a la vejez: la soledad no deseada. "La soledad es muy triste, muy triste, encontrarte solo en casa sin tener ilusión", lamenta García. Por ello, su labor iba más allá de las paredes del domicilio. Promovía activamente la estimulación de la persona a su cargo a través de juegos para trabajar la memoria, charlas y, fundamentalmente, la socialización. Insiste en la importancia de "darle un paseo cada día" y llevarla a centros de día donde pueda realizar actividades y "disfrutar, estar con otras personas, no estar sola". Romper el aislamiento, concluye, es una parte fundamental del cuidado.

"La soledad es muy triste, muy triste, encontrarte solo en casa sin tener ilusión"

Loli García

Cuidadora profesional

La pregunta final es inevitable: ¿quién cuida a las personas que cuidan? La carga física y, sobre todo, emocional de esta profesión puede ser inmensa. Loli García lo tiene claro y su respuesta es una lección de vida: el autocuidado no es un lujo, sino una necesidad imperativa. "Las personas cuidadoras, si no se cuidan, no pueden cuidar", sentencia. Para ella, la fórmula pasa por ser positiva, pero también por tomar medidas activas. "Cuidarse, cuidarse, hacer actividades", enumera. En su caso, la natación le ayuda a fortalecer la espalda y a socializar fuera de su entorno laboral. Estar fuerte y positiva, recalca, es la única forma de poder ofrecer un cuidado de calidad.

Finalmente, García aborda un problema sistémico del sector: la rotación de personal. Critica duramente el modelo en el que un usuario es atendido por una persona distinta cada pocas semanas. Este sistema, advierte, impide crear el vínculo afectivo que es esencial para el bienestar del mayor. "Sufren mucho, sobre todo cuando ya le tienes cariño a esa persona que te está cuidando, y luego te viene otra persona que ya no la conoces", explica. Este cambio constante rompe la confianza y la empatía, generando un "trastorno" que afecta negativamente al estado anímico de la persona cuidada, una reflexión que pone de manifiesto la necesidad de humanizar un sector que se define, precisamente, por el trato entre personas.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.

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