Una inquiokupa justifica por qué vive en una casa ajena junto con sus propietarios: "Yo tengo más derecho"

Una casa con tres habitaciones, diez personas, cuatro perros y una situación explosiva

Laura Herrera, una inquiokupa que comparte piso con sus propietarios
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Redacción COPE Gran Canaria

Gran Canaria - Publicado el - Actualizado

4 min lectura8:39 min escucha

El problema de la vivienda es uno de los más graves para la sociedad de Canarias. Hay muchas personas que no tienen la posibilidad de alquilar un piso, porque la mensualidad es muy alta para sus ingresos. Para otros, la compra de un inmueble es un objetivo inabordable por la falta de estabilidad laboral. 

Y hay un tercer problema que afecta tanto a propietarios como a inquilinos, que es el de aquellas personas que dejan de pagar la mensualidad de la casa en donde viven, pero no la abandonan y siguen viviendo allí, para enfado del dueño, en lo que es una especie de pseudokupación.

La casuística es variada. En Herrera en COPE en Canarias te hemos contado algunos casos sangrantes, como el hotel okupado en el sur de Tenerife o el inquilino que, a pesar de contar con una buena renta, dejó de pagar la mensualidad a la propietaria

Y otro caso que te hemos contado es el de Gabriela. Denunció en nuestros micrófonos una compleja situación que lleva viviendo varios años, al tener que convivir con una familia entera de inquiokupas en su propia casa y sin poder conseguir que se vayan. Hemos podido hablar con la madre de esta familia, Laura Herrera, que nos ha contado su versión de los acontecimientos.

BUSCABA UN PISO PARA VIVIR CON SU FAMILIA

La historia arranca hace un par de años cuando Laura, con cinco hijos menores a su cargo, buscaba junto con su madre un lugar para vivir. A través de su progenitora, entra en contacto con la familia de Gabriela y ambas parecen acordar el que la familia pudiera dormir en la vivienda situada en el barrio de Las Remudas, a cambio de pagar los recibos. 

Los pormenores del acuerdo varían según quién cuente la historia. Laura asegura que se llegó a un acuerdo verbal para abonar solo el agua y la luz.

Se trata de un piso de 75 metros cuadrados, con tres habitaciones, que según Laura, “estaba básicamente como si estuviera vacía, solo tenía agua, que la acababan de poner, y la luz había que poner un contador". Debido probablemente a que era una especie de entendimiento no muy definido por ambas partes, en la vivienda se quedan la familia de esta joven, pero también el hijo de la dueña, que residía allí y con quien pronto surgen los problemas.

Las discusiones son continuas en el piso

Las discusiones son continuas en el piso

 PRIMEROS PROBLEMAS DE CONVIVENCIA  

Laura asegura que la convivencia con él fue muy complicada. “Estuvimos meses intentando arreglar la casa, pero con el hijo era imposible, era una persona agresiva y me robaba la comida de mis hijos”, señala. El enfrentamiento va a más, hasta el punto de que decide denunciar ante la justicia a esta persona. Un juez le da la razón y el hijo de la dueña sale de la casa.

Me robaba la comida de mis hijos"

Laura, convive con los propietarios de una casa que no es suya

Es entonces cuando la propietaria vuelve a residir en el piso, momento en el que en la casa viven un total de 10 personas. Hablamos de la dueña y su pareja más Laura, su madre y hermano, sus cinco hijos, a los que hay que añadir 4 perros. Desde entonces la convivencia es un polvorín, con acusaciones de malos modos por ambas partes.

CONSIDERA QUE TIENE MÁS DERECHOS A VIVIR EN LA CASA QUE LA PROPIETARIA  

Durante estos años, Laura dice haber pagado todos los recibos y asegura que tenía un contrato verbal con la dueña, por lo que ella se niega a salir de la casa. “No soy okupa yo no he tirado ninguna puerta abajo, ni tampoco una inquiokupa, porque esa señora no me negó el alquiler, tengo un contrato verbal con ella”, argumenta Laura, añadiendo que, desde su punto de vista, tener cinco menores a su cargo le da derecho a no abandonar la vivienda.

Añade además que la supuesta propietaria no es tal, sino su exmarido y asegura que es una vivienda social. “Esta vivienda es del Estado y yo tengo más derecho que ella porque yo soy madre soltera y tengo a cinco menores a mi cargo. Además, yo este mes he pagado 80 euros de luz, pago todos los meses” añade la inquilina.

Yo tengo más derecho que ella porque soy madre soltera"

Laura, vive en una casa que no es de su propiedad con su familia

Laura está cansada de la convivencia con la propietaria y su pareja, ella no tiene problema en compartir el piso con ellos, lo que sí les ha pedido es “que no le falten el respeto a mi gente”, porque ya está ocurriendo, por eso ha tomado medias legales contra la propietaria.

“En ningún momento se les ha impedido que vayan a la cocina o al baño, pero que lo hagan con educación y sin faltarle el respeto a los menores, porque se ha presentado una denuncia, porque esta señora está cruzando los limites”, aclara Laura. Esta madre no ha recibido ninguna notificación judicial, y tiene claro que hasta que no encuentre algo donde sus hijos puedan estar, no se irá de la casa.

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