Cuarenta personas sobreviven en el aeropuerto de Gran Canaria sin techo ni alternativas habitacionales
Juan llegó desde Barcelona en busca de trabajo y, tras meses sin oportunidades, vive en el aeropuerto

Juan pidiendo limosna en el aeropuerto
Gran Canaria - Publicado el
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En el aeropuerto de Gran Canaria, entre el ir y venir constante de viajeros, sobreviven decenas de personas sin hogar. Son invisibles para la mayoría, pero viven, duermen y luchan por salir adelante en estos espacios diseñados para el tránsito, no para la permanencia.
Una de esas historias lleva nombre propio: Juan. Llegó hace ocho meses a Gran Canaria desde Barcelona con la esperanza de encontrar trabajo y comenzar de nuevo. Pero, a sus más de cuarenta años, las oportunidades le fueron negadas desde el principio. “He estado en el INEM, en empresas de colocación, pero parece que con la edad que tengo ya te descartan”, ha contado Juan resignado en los micrófonos de Herrera en COPE Canarias.
He estado en el INEM, en empresas de colocación, pero parece que con la edad que tengo me descartan
Busco un trabajo y una vivienda
Juan duerme cada noche en el aeropuerto, se ducha en los baños públicos y sobrevive gracias a la caridad de los transeúntes. Con lo poco que reúne, intenta pagar su comida, aunque a menudo debe recurrir a comedores sociales. “A veces tengo para el día y la noche, otras veces no, y entonces voy a algún comedor social. Lo único que pido es un alojamiento y un trabajo. Si alguien me ofreciera un trabajo, iría de inmediato”, asegura.
A veces tengo para el día y la noche, otras veces no, y entonces voy a algún comedor social
Con experiencia en informática, hostelería y locutorios, Juan sigue enviando currículums. Ha aprendido a ocultar su situación para no ser descartado antes de tiempo. “Cuando voy a una entrevista no digo que vivo en el aeropuerto. Suelo decir que estoy en casa de un amigo. No quiero que me juzguen por eso”, explica.

Cartel de ayuda
Sin respuesta de las instituciones
Este fenómeno no es exclusivo de Canarias, pero sí particularmente preocupante en un territorio con alta presión turística y pocas alternativas habitacionales para quienes se quedan fuera del sistema.
El Ayuntamiento de Telde no ha querido pronunciarse por el momento, aunque ha confirmado que próximamente se celebrará una reunión con otras instituciones para analizar la situación y buscar medidas conjuntas.
Mientras tanto, Juan y otros como él siguen esperando. En silencio. En un rincón del aeropuerto.