La edad media de los profesores de la Universidad de Oviedo es de más de 55 años y el rector quiere reducirla a 40.

Ignacio Villaverde ha aprovechado la celebración de la festividad de Santo Tomás de Aquino para defender la necesidad de rejuvenecer la plantilla docente de la universidad asturiana. El rector, considera necesario "reequilibrar la pirámide de edad, hasta ahora una pirámide prácticamente invertida", para que tenga "una forma un poco más redondeada en el centro, porque eso significa que el grueso de nuestro profesorado está en los estadios intermedios".

En ese estado intermedio deberían estar los profesores titulares y la nueva figura de permanentes laborales, el problema es que esas plazas se consiguen a edades demasiado tardías. "Ahora mismo, a una titularidad en la Universidad se está llegando con más de 40 años. Tenemos que ir bajando eso y que ese profesoradose haga estructural y se estabilice mucho antes, entre los 30 y 35 años", asegura.

Villaverde confía en alcanzar sus objetivos en una década y destaca que el 13,6% de la plantilla docente ya es de profesorado joven, gracias a que "la universidad ha dedicado buena parte de la tasa de reposición y el presupuesto liberado por las jubilaciones a reinvertir en talento"

Durante la ceremonia ha tenido lugar la entrega de los premios extraordinarios de doctorado a los estudiantes que presentaron su tesis durante el curso 2021-2022.

En su discurso, el rector ha animado a los jóvenes doctores y doctoras a proseguir su carrera como docentes e investigadores en la institución académica, destacando medidas como la creación de una cantera de investigadores e investigadoras jóvenes con el apoyo de los distintos programas predoctorales o las progresivas convocatorias de plazas de ayudante doctor, figura que ya suma un total de 188 profesores.

Dirigiéndose a los jóvenes premiados, el máximo responsable de la universidad asturiana ha señalado que “formáis parte de un selecto grupo de personas que han querido dedicar su vida al saber. Pero ser doctor o doctora os impone el deber de que ese saber, vuestra sabiduría, sirva al bien común y contribuya a mejorar la vida de quienes os rodean”.

En este contexto y para el rector, una “buena tesis no es la que responde rotunda a ciertas preguntas, sino la que nos interroga y nos hace seguir preguntándonos más cosas. Una tesis nos convierte en una comunidad porque se pregunta sobre cosas que a todos nos afectan”, ha añadido.