La alarma saltaba durante el último fin de semana del pasado mes de julio cuando se celebraban las fiestas en el gijonés barrio de Montevil. Durante la noche de ese sábado, una menor de 13 años aseguraba haber sido víctima de un pinchazo por sumisión química. Un hecho que rápidamente comunicaba a sus padres. Éstos, junto a dos agentes de la Policía Nacional acudían con la menor al Hospital de Cabueñes para que fuese examinada. En un primer momento, las pruebas parecían arrojar restos de éxtasis líquido (MDMA) en el cuerpo de la niña. De hecho, durante varios días y aunque se registraron algunas denuncias en el resto del territorio nacional, parecía ser el único caso de sumisión química confirmado.

Diez días después, y según confirman fuentes de la Policía Nacional a COPE, este caso por sumisión química queda descartado toda vez queen un segundo análisis los resultados fueron negativos, con lo que se concluye que el primer análisis fue un falso positivo. Además, el médico que atendió a la menor no pudo determinar que hubiese punción o pinchazo alguno en el cuerpo de la niña.

La sumisión química consiste en administrar fármacos o drogas a una persona para realizar actos delictivos (robos, acosos, abusos yagresiones sexuales) o aprovecharse de su consumo voluntario para estos actos. Las sospechas de que una persona ha sido sometida a sumisión química se manifiestan porque la víctima sufre de amnesia total o parcial, tiene el recuerdo de haber mantenido relaciones sexualesy/o haber sido víctima de una agresión sexual. Además, hay presencia de fluidos desconocidos en el cuerpo, como semen, lesiones o alteraciones en zonas genitales.

Entre las principales sustancias administradas se encuentran los depresores del sistema nervioso central, también el alcohol y las benzodiacepinas. También se administran otras drogas como el éxtasis líquido, la ketamina o los cannabinoides.