Por qué se suicidan los asesinos machistas: la respuesta de un psicólogo experto
Santiago Boira, presidente del Colegio Profesional de Psicología de Aragón, analiza el patrón de comportamiento que se repite en la violencia de género, donde el agresor atenta contra su vida tras matar a su pareja

Santiago Boira, presidente del Colegio de Psicólogos de Aragón, analiza el comportamiento de los maltratadores
Zaragoza - Publicado el - Actualizado
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El ayuntamiento de Zaragoza ha iniciado las gestiones para repatriar el cuerpo de Eugenia Mercedes, asesinada esta semana en Zaragoza por su pareja, Abel Martínez. El consistorio ha mostrado a su familia y al colectivo nicaragüense su disposición para ayudar con la tramitación y asumir los gastos.
Martínez, quien ingresará en prisión en cuanto salga del hospital, fue detenido tras ingerir amoníaco cuando la Policía iba a arrestarlo. Este comportamiento, un intento de suicidio tras el crimen, es una pauta recurrente en casos de violencia machista que plantea una pregunta clave: ¿Qué pasa por la cabeza de un hombre que mata a su pareja y luego intenta quitarse la vida?
Para encontrar respuestas, hablamos con Santiago Boira, presidente del Colegio Profesional de Psicología de Aragón y psicólogo clínico que ha trabajado con maltratadores. Según el experto, aunque es difícil generalizar, sí hay un elemento común: "debajo de la cabeza de estas personas hay una estructura psicológica, de comportamiento, de actitudes y de creencias machista, es decir, patriarcal". Este es el "caldo de cultivo" que, en un momento dado, puede desencadenar un acto tan extremo como el asesinato.
El detonante: "Tú no me vas a dejar"
El intento de suicidio del agresor suele estar ligado a un momento de ruptura. Muchos asesinatos ocurren cuando la mujer decide poner fin a la relación. "Imagínate que en un momento determinado ella le dice a él: 'mira, no puedo más, no aguanto más, quiero separarme' o simplemente se va", expone Boira. En la mente del asesino, según el psicólogo, opera una lógica de posesión definitiva: "'Tú no me vas a dejar', 'Mi vida no tiene sentido si tú te vas'". Pero esta idea se retuerce de forma trágica: "Claro, aquí la cuestión es que mi vida no tiene sentido, pero la tuya tampoco".
Este pensamiento culmina en el crimen y el posterior intento de suicidio. "Yo no puedo vivir sin ti, y en un acto que puede ser premeditado, no premeditado, impulsivo... Te mato y luego, claro, intento matarme yo, porque mi vida tampoco tiene sentido", analiza el experto. Sin embargo, señala que "en muchas ocasiones son tentativas que no llevan al resultado", como ingerir amoníaco, y la persona sobrevive.
No hay conciencia del mal
Presidente del Colegio de Psicología de Aragón
¿Existe un perfil de maltratador?
Boira es tajante al respecto: "la respuesta es radicalmente no, no podemos hablar de un perfil de maltratador". Según explica, la investigación a día de hoy "no ha descubierto ninguna variable, incluidos los aspectos sociodemográficos, como el lugar de procedencia, el estatus económico, la cultura o la profesión, que nos determine que es más probable". El foco no debe ponerse en un perfil, sino en las dinámicas de violencia que se reproducen a lo largo del tiempo, "el cómo yo puedo entender que tiene que ser una relación". Aunque algunos investigadores han agrupado a los agresores según sus características, como los "más compulsivos" o los que tienen un "perfil más psicopático", Boira insiste en que "es una agrupación, no es un perfil".
Esta base machista, lo que el psicólogo denomina "estructuras disfuncionales de género", se manifiesta de forma preocupante en las nuevas generaciones. Lejos del estereotipo del agresor mayor con problemas de alcohol, "nos estamos encontrando con adolescentes de 15, 16 años, que están reproduciendo de una manera radical estos comportamientos y sistema de creencias". El uso de los celos o el control de la privacidad como "pruebas de amor" es una señal alarmante de que el problema persiste.
Lo único que no podemos hacer con los agresores es no hacer nada
Presidente del Colegio de Psicología de Aragón
¿Castigo o rehabilitación?
Sobre el endurecimiento de las penas, Boira opina que son una "condición evidentemente necesaria", pero no suficiente. La clave está en qué hacer con los agresores, especialmente con aquellos que no llegan a cometer un asesinato. "Lo único que no podemos hacer con los agresores es no hacer nada", afirma, y aboga por establecer mecanismos de seguimiento para minimizar el riesgo.
¿Pero puede un maltratador rehabilitarse? Boira, que realizó su tesis doctoral sobre programas de intervención con agresores, afirma que es una pregunta "compleja". Su estudio concluyó que se podían lograr cambios en el sistema de creencias en "uno de cada cinco hombres". El principal obstáculo es la nula conciencia del problema. "Muchos de ellos hacen lo que creen que tienen que hacer", por lo que los niveles de empatía "son nulos" y la motivación para cambiar, inexistente.
Boira subraya que la mayoría de agresores de género no están "psicológicamente enfermos" desde el punto de vista psicopatológico, aunque un porcentaje sí puede tener trastornos de la personalidad. Por ello, la solución definitiva pasa por un cambio social profundo. "Estamos hablando de un cambio de los sistemas de creencias a nivel social. Y este cambio es el que tiene que seguir sucediendo para que algún día no tengamos por qué hablar de estas cosas", concluye.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.





