Mariana, la mujer de 40 años asesinada la madrugada del viernes al sábado en la calle Boggiero de Zaragoza, conocía a su presunto agresor. Ambos eran usuarios de la Fundación San Blas, que atiende a personas sin hogar en la capital aragonesa. El supuesto homicida se encuentra en la prisión de Zuera y se le acusa también de la muerte de un hombre el pasado 13 de marzo, a quien la Policía cree que estranguló mediante la técnica del 'mataleón'.

Las primeras hipótesis apuntaban a que no había relación alguna entre Mariana y José Miguel. Pero desde la Fundación San Blas han confirmado a COPE que sí se conocían y que otros usuarios les habían visto juntos en alguna ocasión.

Una de sus trabajadoras, que ha preferido preservar su anonimato, ha explicado que el fin de semana anterior a su muerte, Mariana se puso enferma y fue su supuesto agresor el que “estuvo entre 40 y 45 minutos esperando a que llegara la ambulancia”.

“El nivel de relación es muy difícil de determinar porque los vemos solo en el centro, pero se conocían, han coincidido aquí e incluso él le había sacado comida a ella”, explica.

La misma mañana del viernes, el centro atendió al supuesto asesino, quien alguna vez se había presentado allí “bajo los efectos del alcohol”, aunque el trato con el resto de usuarios “era muy cordial”.

Falta de ayuda

Mariana era usuaria del centro desde septiembre de 2022. “Tenía una discapacidad reconocida bastante alta por trastornos mentales y necesitaba una ayuda que quizás ha sido insuficiente”, se lamentaba esta trabajadora.

Desde la Fundación San Blas la han apoyado en todo lo que han podido: la han acompañado al centro de salud, la han ayudado a llevar el control de su medicación, le han curado heridas, le han ofrecido comida o, simplemente, han pasado la mañana con ella. “Ella tenía mucho apego por el centro y recurría a nosotros en cualquier situación de apuro”, explica.

Esta trabajadora asegura que aunque la víctima presentaba “conductas disruptivas” y “no tenía buenas compañías”, el trato con el personal de la Fundación San Blas “era excelente”. Por ello, ninguno de ellos imaginaba que tendría un final así. “Por su trastorno mental y su situación personal, era una persona con mucho sufrimiento, sufría 23 horas al día”, asegura.

Una labor necesaria

Desde la Fundación San Blas lamentan que lo sucedido ponga en duda parte de su trabajo. “Nos hemos tenido que escuchar que las personas a las que ayudamos y que viven en la calle son peligrosas y quiero dejar claro que la mayoría son gente que vive una situación muy complicada y que pone mucho interés en volver a reinsertarse en la sociedad”, señala esta trabajadora.

La entidad atiende cada día a entre 100 y 150 usuarios.

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