Valderrobres, la joya de la provincia de Teruel que rivaliza con la Toscana de Italia

Al sureste de Aragón, en la comarca del Matarraña, se alza majestuoso Valderrobres, un municipio que parece extraído de un cuadro renacentista. Su silueta, de piedra dorada y tejados rojizos, se recorta sobre un paisaje de colinas suaves, olivares centenarios y campos de almendros que evocan inevitablemente a la Toscana italiana. 

No es casualidad que muchos ya lo llamen 'la pequeña Toscana aragonesa'; y es que este rincón de Teruel no solo sorprende por su belleza natural, sino por el embrujo de su patrimonio histórico-artístico.

raíces medievales

Valderrobres tiene una historia rica y compleja que se remonta a la Edad Media. Tras la reconquista, en 1175, el Rey Alfonso II donó la villa al Obispo de Zaragoza, Pedro Torroja. Ese hecho marcó el inicio de una relación feudal que moldeó profundamente la identidad del pueblo. 

Uno de los hitos más significativos fue la construcción del castillo y de la iglesia de Santa María la Mayor, ambos conectados de manera única por una capilla privada del obispo. Este elemento arquitectónico es excepcional en España, uniendo físicamente el poder religioso y el civil en un mismo conjunto monumental.

castillo con alma

El castillo, parcialmente reformado y restaurado, conserva aún su aura señorial. Recorriendo sus estancias, el visitante puede imaginar la vida eclesiástica y política que se desarrollaba entre sus muros. 

Una de las curiosidades que guarda es una sala donde se exponen reproducciones de carboncillos del mismísimo Francisco de Goya, dibujados sobre papel marcado con el sello de Valderrobres. Estos vínculos artísticos, aunque poco conocidos, elevan aún más el valor cultural del lugar.

La iglesia, por su parte, es un imponente ejemplo del gótico levantino. Tras sufrir daños en el siglo XIX y en la Guerra Civil, fue restaurada con esmero. Hoy día no solo luce su estructura recuperada, sino que también ofrece al visitante una proyección virtual del antiguo retablo perdido, una fusión entre tecnología y memoria histórica que emociona.

El compromiso con la conservación del patrimonio ha sido posible gracias a la labor de la Fundación Valderrobres Patrimonial. Gracias a esta entidad, se han recuperado edificios que estaban al borde del colapso, como el antiguo hospital –hoy convertido en museo–, zonas del castillo y otros elementos defensivos como un torreón de la muralla que pronto funcionará como Cámara Oscura. 

Incluso planean transformar una antigua fábrica de papel en un centro cultural, dando nueva vida a espacios olvidados.  Pero Valderrobres no vive solo del pasado. La cultura sigue latiendo en sus calles. Aquí nació Elvira Hidalgo, la soprano que formó a la mítica María Callas. Parte de su legado se expone también en el museo local, sumando otra capa de riqueza a esta villa ya de por sí desbordante de historia y arte.

un municipio que enamora

Son muchos los detalles y rincones de Valderrobres que uno puede disfrutar en su visita. También sus gentes, que son parte de dicha cultura, hacen de la estancia y de la experiencia algo singular cuando uno pone un pie en el municipio. 

Valderrobres es, en definitiva, un lugar que enamora a través del tiempo. Con cada piedra restaurada y cada historia recuperada, se consolida como uno de los grandes tesoros de Aragón. Una joya que, como la Toscana, no se visita; se vive.