El tratado de paz más antiguo de Europa se renueva con la entrega de tres vacas: "Hace 600 años se demostró que el diálogo es capaz de vencer a la guerra"
Un acuerdo firmado en 1375 entre dos valles enfrentados del Pirineo sigue renovándose cada año. Ahora, aspira a ser reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial

Firma para solicitar a la Unesco la denominación de Patrimonio Mundial
Jaca - Publicado el - Actualizado
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La localidad altoaragonesa de Ansó (Huesca) ha vuelto a ser escenario de uno de los actos más singulares de Europa: la conmemoración del Tratado de las Tres Vacas, un pacto de paz firmado en 1375 entre los valles del Roncal (Navarra) y Barétous (Pirineos Atlánticos, Francia).
Lo que nació hace más de seis siglos para poner fin a un conflicto por el uso de pastos y fuentes de agua sigue renovándose cada 13 de julio en una ceremonia que simboliza la palabra dada, la reconciliación y la convivencia entre pueblos.
Ansó y los valles firmantes impulsan su candidatura a Patrimonio Mundial
Este año, el atrio de la iglesia parroquial de San Pedro de Ansó ha reunido a representantes institucionales de los tres valles para firmar un documento conjunto con el que se inicia el proceso formal de solicitud a la UNESCO.
El objetivo: que este tratado, considerado el acuerdo de paz en vigor más antiguo de Europa, sea declarado Patrimonio Mundial.
El Tratado de las Tres Vacas ya fue reconocido en 2011 como Bien de Interés Cultural Inmaterial por el Gobierno de Navarra y como Bien de Interés Internacional por la Comunidad de Trabajo de los Pirineos. Ahora busca dar el salto al escenario global como símbolo universal de diálogo y entendimiento.
'Pax avant': la palabra que selló seis siglos de convivencia
Durante la ceremonia, los alcaldes del Valle de Roncal, del Valle de Barétous y la alcaldesa de Ansó, Blanca Alfonso de la Riva, unieron sus manos y pronunciaron en voz alta las mismas palabras que hace 650 años sellaron la paz: “Pax avant” (en adelante, paz).
Deberíamos seguir aprendiendo de este ejemplo"
Alcaldesa de Ansó
Las intervenciones, en francés, euskera, bearnés y español, coincidieron en destacar la fuerza de la palabra como herramienta para resolver conflictos. “Hace seis siglos se demostró que el diálogo es capaz de vencer a la guerra. Hoy deberíamos seguir aprendiendo de aquel ejemplo”, subrayó Alfonso de la Riva.
“Como ansotana y aragonesa, es un orgullo mantener vivo un pacto que simboliza el respeto y la cooperación entre pueblos hermanos”.
De la guerra por los pastos a un símbolo universal de paz
En el siglo XIV, los pastos y el acceso al agua eran recursos vitales para las comunidades pirenaicas. Las disputas entre los habitantes del Roncal y de Barétous derivaron en enfrentamientos sangrientos que ni los reyes ni los representantes eclesiásticos lograban resolver.
Fue entonces cuando se recurrió a una tercera tierra neutral: Ansó, en el Reino de Aragón. Allí, seis hombres buenos, encabezados por el alcalde Sancho Gracia, dictaron una sentencia justa que puso fin al conflicto.
El acuerdo estableció que, cada 13 de julio, los franceses entregarían a los roncaleses tres vacas de dos años en buen estado como símbolo de concordia.
Más allá del valor material, ese tributo —que aún se cumple— representa la reconciliación, la justicia vecinal y el respeto mutuo. Incluso durante guerras y conflictos, el pacto jamás se interrumpió.
Una ceremonia viva que une pasado y presente
La jornada conmemorativa de este año concluyó con la interpretación de la tradicional “Aqueras montañas”, himno oficioso del Pirineo, y una demostración de guía de vacas ansotanas a cargo de un pastor acompañado de perros franceses.
Entre las montañas que separan y a la vez unen España y Francia, el eco de aquellas dos palabras sigue resonando con fuerza: 'Pax avant.
Porque seis siglos después, la paz sigue viva en el Pirineo.