Rechazo vecinal y social a la planta de compostaje de Martillué por su proximidad al centro Ignacio Claver y al manantial de Pardinilla
Valentia y los vecinos de la zona alertan de riesgos para la salud, el bienestar de personas vulnerables y el abastecimiento de agua

Sara Comenge, directora de Valentia
Jaca - Publicado el
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El proyecto de construcción de una planta de compostaje en Martillué, promovido por Grhusa (Gestión de Residuos Huesca S.A.), ha desatado un fuerte rechazo tanto entre los vecinos de Martillué y Pardinilla como en la entidad social Valentia, que gestiona en las inmediaciones el Centro Ignacio Claver, especializado en la atención a personas con discapacidad intelectual y trastorno del espectro autista.
“Nos hemos enterado del proyecto de manera totalmente informal, casi por casualidad, y apenas a tiempo de presentar alegaciones”, explica Sara Comenge, directora de Valentia. La responsable denuncia la falta de información oficial sobre una iniciativa que, asegura, compromete el bienestar de una población muy vulnerable.
Riesgos para la salud y el agua
La futura planta prevé tratar unas 2.000 toneladas anuales de residuos orgánicos mediante compostaje aeróbico para transformarlos en abono. Sin embargo, la cercanía al centro asistencial ha encendido las alarmas.
“Nos oponemos absolutamente a que esta planta se ubique a apenas 200 metros de nuestro centro. Allí viven personas con discapacidad intelectual y graves problemas de salud que necesitan un entorno estable”, advierte Comenge.
Los vecinos de Pardinilla añaden un nuevo motivo de preocupación: el manantial que abastece al pueblo se encuentra a solo 600 metros del emplazamiento. Temen filtraciones o una gestión deficiente que comprometa la calidad del agua potable. A esto suman la posible propagación de olores hacia las viviendas por efecto del viento dominante.
Un centro de referencia
El Centro Ignacio Claver lleva 37 años en funcionamiento, fruto de la inversión de la Administración aragonesa, Valentia y empresas privadas. “Se trata de un centro referente en Aragón y a nivel nacional. Es incomprensible que se plantee una planta de compostaje a su lado, algo que a nadie se le ocurriría hacer junto a la Plaza del Pilar”, critica la directora.
El recurso no solo atiende a residentes y usuarios externos, sino que además organiza programas de convivencia, campamentos y visitas escolares que llenan de vida el espacio durante todo el año.
Petición de reubicación
Desde Valentia y las localidades afectadas insisten en que no rechazan el compostaje, sino la ubicación del proyecto. “No cuestionamos la necesidad de este tipo de plantas, pero pedimos que se busque un emplazamiento más coherente. Aragón es muy extenso y hay muchos lugares más adecuados”, señala Comenge.
Por ahora, la planta de Martillué se encuentra en fase de tramitación administrativa y pendiente de la Licencia Ambiental de Actividad Clasificada. El desenlace dependerá de la resolución de las alegaciones y del posicionamiento de las administraciones.
El rechazo vecinal y social mantiene vivo el debate entre la apuesta institucional por la economía circular y la exigencia ciudadana de preservar la salud, la seguridad y la calidad de vida en el entorno inmediato.



