Los autores del sabotaje a las Clavijas de Cotatuero en Ordesa, condenados a un año de prisión y multa económica
El acto vandálico dejó intransitable este paso muy frecuentado por montañeros

Imagen de una de las señales que advierten del corte de las clavijas de Cotatuero.
Jaca - Publicado el
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El Juzgado de Boltaña ha dictado una pena de 12 meses de prisión y 12 meses de multa para los autores del acto vandálico en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido ocurrido el pasado 6 de mayo, cuando cortaron varias clavijas de Cotatuero. La condena se dictó tras un acuerdo entre las partes y podrá suspenderse si cumplen ciertas condiciones.
La Guardia Civil identificó a tres personas que cortaron con sierra doce clavijas históricas del paso de Cotatuero. Otros tres implicados colaboraron transportando herramientas y colocando carteles, aunque solo los primeros fueron juzgados.
Los autores del acto vandálico pertenecen al Grupo Alpino GMS de Sabiñánigo: Jesús Vallés, Manuel Megía y Luis Fernández. Inicialmente, la Fiscalía solicitaba 18 meses de prisión, inhabilitación para el derecho de sufragio pasivo, y una multa de 18 meses con cuota diaria de 6 euros, además de una indemnización de 2.418 euros al Parque Nacional. Finalmente, las penas se rebajaron tras aceptar los hechos.
cómo ocurrió el acto vandálico
Los condenados se dirigieron a pie al circo de Cotatuero, en la vertiente norte del Valle de Ordesa, armados con herramientas cortantes. Allí cortaron 12 de las 32 clavijas, diez en la chimenea de piedra de entrada y dos en la travesía horizontal. Estas clavijas, colocadas en 1881 con barrotes de la antigua cárcel de Broto, permiten cruzar un tramo de unos 25 metros y son ampliamente utilizadas por montañeros.
Una de las implicadas colocó carteles alertando de que la ruta estaba inutilizada. Tras el acto, los condenados se dirigieron al Centro de Interpretación de Ordesa, donde Jesús Vallés entregó una octavilla al director del Organismo Autónomo de Parques Nacionales justificando su acción como medida de protesta en defensa del bucardo de los Pirineos, especie extinta.
El vandalismo dejó el paso intransitable, y para su restauración se instalaron nueve clavijas nuevas en emplazamientos cercanos a las dañadas y otra adicional en la parte superior, además de retirar tres piedras que servían de apoyo, mejorando la seguridad del paso.

 
                             
                 
                         
                    



