El campo aragonés despide un año incierto entre enfermedades y crisis de precios: "La producción ha sido récord, pero el rendimiento es mínimo"

El sector primario en Aragón cierra un año 2025 que la organización agraria Asaja ha calificado de “extrema incertidumbre”. A pesar de que la profesionalidad de los agricultores y ganaderos está permitiendo sortear una gran crisis sanitarias, los daños climáticos, la crisis de precios  y la inminente reforma de la Política Agraria Común (PAC) dibujan un panorama complejo. El balance anual refleja la enorme capacidad de resiliencia de un sector estratégico que, sin embargo, se enfrenta a desafíos que amenazan su estabilidad y rentabilidad económica de cara al futuro.

Un año para olvidar en sanidad animal

Uno de los aspectos más críticos de este ejercicio ha sido el sanitario. Enfermedades como la lengua azul, la peste porcina africana, la dermatosis nodular o la gripe aviar han puesto en jaque a la cabaña ganadera, llevando a Asaja a describir el 2025 como “uno de los peores años sanitarios”. Sin embargo, la organización ha querido destacar el “buen hacer” de los profesionales del campo, cuya gestión ha sido clave para evitar que estas enfermedades se propagasen sin control por las explotaciones de la comunidad. Este esfuerzo ha sido fundamental para proteger la viabilidad de miles de granjas.

El secretario general de Asaja Aragón, Ramón Solanilla, ha elogiado la respuesta del sector, afirmando que “en Aragón, tenemos un sector ganadero muy profesional y la muestra es que se ha mantenido nula prácticamente la afección en nuestra comunidad autónoma a pesar de este año sanitario que hemos tenido”. Esta profesionalización, ha añadido, ha sido la principal barrera de contención frente a unas amenazas que podrían haber tenido consecuencias devastadoras para la economía rural de la región.

Tenemos un sector ganadero muy profesional y la muestra es que se ha mantenido nula prácticamente la afección"

Ramón Solanilla

Secretario general de Asaja Aragón

Dentro de este complicado contexto, el sector porcino ha sufrido un duro golpe. La amenaza de la peste porcina en Europa ha provocado una drástica bajada de precios desde octubre, con una caída de 1,15 euros por kilo entre septiembre y diciembre. Esta situación, según los cálculos de Asaja, se traduce en unas pérdidas de aproximadamente 37 euros por animal. Solanilla ha advertido sobre el impacto sistémico de esta crisis: “Una crisis en el porcino a nivel nacional arrastraría al resto de los sectores, su descenso del precio acarrearía a carnes como el pollo y también afectaría al precio de los cereales, a la industria de mataderos, de transformación”. Dada la importancia estratégica del porcino, mantener las exportaciones se ha convertido en una prioridad absoluta para el sector.

Cosecha récord, rentabilidad mínima

En el ámbito agrícola, los cereales de secano y regadío han registrado una cosecha histórica en términos de volumen. No obstante, esta excelente producción no se ha traducido en una mayor rentabilidad para los agricultores. Fernando Luna, presidente de ASAJA Huesca, ha explicado la paradoja: “La producción ha sido récord, pero el rendimiento ha sido mínimo, debido a los altos costes de producción y al precio finalista de nuestro producto”. Los elevados precios de la energía, los fertilizantes y otros insumos han absorbido los márgenes de beneficio, dejando a muchos productores en una situación financiera delicada a pesar del buen comportamiento de los cultivos.

La producción ha sido récord, pero el rendimiento ha sido mínimo"

Fernando Luna

Presidente Asaja Huesca

El clima y la fauna, otros frentes abiertos

La climatología ha sido otro de los grandes adversarios del campo aragonés. Solanilla ha confirmado que 2025 ha sido “uno de los ejercicios con mayor siniestralidad agraria en la última década debido a la frecuencia e intensidad de las tormentas”. En Aragón, la superficie total siniestrada ha ascendido a 218.000 hectáreas, con daños reportados en un total de 550 municipios. En la provincia de Huesca, los fenómenos meteorológicos adversos, como el granizo, se han cebado especialmente con cultivos de gran valor como el maíz, los herbáceos, la fruta y la uva para vinificación, comprometiendo una parte importante de la producción anual.

A los desafíos climáticos se suma la creciente preocupación por el control de la fauna salvaje, que causa importantes daños en los cultivos y puede actuar como vector de enfermedades para el ganado. Por ello, Solanilla ha hecho un llamamiento a las administraciones competentes para que tomen cartas en el asunto. “Llamamos a las administraciones a tomar medidas para un control de la fauna salvaje”, ha declarado, subrayando la necesidad de una gestión cinegética más eficaz para proteger la actividad agraria.

Finalmente, la organización agraria ha vuelto a poner sobre la mesa dos problemas estructurales que lastran el futuro del sector: la acuciante falta de relevo generacional, que amenaza la continuidad de las explotaciones familiares, y la necesidad urgente de nuevas infraestructuras hidráulicas para garantizar el almacenamiento y la disponibilidad de agua. Estas demandas, recurrentes año tras año, son consideradas por Asaja como pilares fundamentales para asegurar la sostenibilidad y competitividad del campo aragonés a largo plazo.