Tras 20 años de espera, la autovía Huesca-Lérida ve la luz: “Los vecinos estamos expectantes e ilusionados”

Veinte años después de la colocación de la primera piedra de la autovía A-22, entre Huesca y Lérida, las obras del último tramo están a punto de concluir y así la conexión de 108 kilómetros entre ambas ciudades quedará abierta en su totalidad. El Ministerio de Transportes prevé inaugurar el tramo Huesca-Siétamo en los próximos días.   

Las obras de este nuevo tramo de 12,76 kilómetros, el único pendiente para culminar la autovía A-22 entre Lleida y Huesca, cuentan con un presupuesto de 61,5 millones de euros.

El único tramo pendiente para la culminación de la autovía es el que conecta el enlace de Siétamo con la capital oscense. El alcalde de Siétamo, José María Loscertales, una de las localidades afectadas por las obras, asegura que tras numerosos retrasos, atascos, accidentes, alguno mortal, rotondas y modificaciones de trayecto, los vecinos están expectantes e ilusionados. “Ha habido muchas modificaciones de trayecto y muchas rotondas por las que pasar” y “la mayoría de las personas que vivimos en Siétamo trabaja en Huesca o se tiene que desplazar de forma diaria a Huesca, por lo tanto, se hace dos o tres veces ese trayecto”. Así que “después de retrasos, atascos, accidentes, que por fin se acabe una obra tan larga hace que la esperemos de forma muy expectante y con ilusión”.

La obra tiene una longitud de 12,76 kilómetros, discurriendo los últimos 4 como desdoblamiento de la carretera N-240, actual Ronda Norte de Huesca. La velocidad es de 120 km/h hasta el km 4 y de 100 km/h desde ese punto hasta el final del tramo.

Loscertales ha apuntado que entre Siétamo y Huesca, el recorrido se hace en un cuarto de hora y ahora fácilmente pueda verse reducido el tiempo a la mitad. Para el alcalde no sólo es importante la reducción de tiempo, también la conducción.

El tramo Huesca-Siétamo ha sido el último en iniciarse en la autovía Huesca-Lérica, cuya primera piedra se puso hace 20 años con la variante de Monzón. El proyecto ha sufrido numerosos tropiezos, entre otros, por problemas medioambientales, desacuerdos en el trazado y también por la crisis económica.