Elena, madre de dos hijos: "El colegio no se puede meter en si el niño desayuna galletas o fruta, ¿es normal que se prohíba llevar cierto tipo de comida?"
Elena comparte su opinión en Tik Tok sobre si los colegios deben imponer una educación alimentaria a los niños en las escuelas

Elena en su Tik Tok
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En un mundo cada vez más consciente de la salud infantil, surge un debate controvertido: ¿deben los colegios imponer restricciones estrictas sobre lo que los niños pueden llevar para comer?
El testimonio de Elena cuestiona esta práctica, argumentando que, aunque las recomendaciones son bienvenidas, las prohibiciones absolutas invaden el terreno de los padres y podrían generar efectos contraproducentes en la relación de los niños con la comida.

Niños en comedor de colegio FOOD SERVICE ESPAÑA 24/9/2020
EL VÍDEO INOCENTE QUE DESATA LA POLÉMICA
Todo comenzó con un simple video compartido en redes sociales. En él, un padre prepara el desayuno para su hijo: un bocadillo untado con crema de chocolate, decorado con un dibujo de calavera para hacerlo más divertido. Lo que parecía un momento familiar tierno pronto atrajo comentarios críticos. "En mi colegio solo permiten fruta", decían algunos. "Os dejan llevar eso?", preguntaban otros.
Esta reacción sorprendió a Elena, quien se pregunta si estas normas son realmente normales o si hemos cruzado una línea. El vídeo no era más que un ejemplo cotidiano de cómo los padres intentan hacer atractiva la comida para sus hijos. Sin embargo, reveló una realidad extendida en muchos centros educativos: políticas que limitan severamente las opciones alimentarias. Desde bocadillos prohibidos hasta restricciones en meriendas o celebraciones.

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INCOHERENCIAS CON LA EDUCACIÓN DE LOS PADRES
Elena defiende que los colegios pueden ofrecer guías útiles para fomentar una alimentación variada. Por ejemplo, sugerir pautas semanales: los lunes bocadillos, los martes lácteos, los miércoles frutas.
Esto ayuda a los padres a estar "al loro" y diversificar las opciones, evitando rutinas monótonas. "Te lo compro", afirma Elena, reconociendo el valor de estas orientaciones. Sin embargo, el problema surge cuando estas sugerencias se convierten en mandatos inflexibles.
"NO A LAS PROHIBICIONES"
Elena plantea una situación: imagina un colegio donde solo se permite fruta para el recreo, o donde en los cumpleaños solo se admiten frutos secos. "¿Quién decide eso?", se pregunta.
Estas imposiciones no solo limitan la creatividad parental, sino que ignoran las diferencias culturales, económicas y personales en cada hogar. La alimentación, argumenta, es un asunto familiar: los padres conocen las necesidades y preferencias de sus hijos mejor que nadie.



