Así es la Unidad de Grandes Quemados del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla: "Un alto porcentaje de los pacientes son intentos autolíticos"
El coordinador de la unidad, David Rodríguez, explica a COPE los detalles del día a día en una planta en la que trabajan un gran número de especialistas para tratar cuerpo y mente

Andalucía - Publicado el - Actualizado
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A las cuatro de la madrugada del pasado 16 de julio, una chica de 17 años fue agredida, presuntamente, por la que era su pareja. La roció con material inflamable y le provocó quemaduras en hasta el 95% de su cuerpo tras haberse producido un incendio en una vivienda a la que tuvieron que acudir los servicios de emergencias. Fue trasladada de urgencia al Hospital Universitario de Gran Canarias, donde ocurrieron los hechos. De allí, la trasladaron a Sevilla, a la Unidad de Grandes Quemados del Hospital Universitario Virgen del Rocío.
Esta unidad ha sido la encargada de atenderla porque funciona como centro de referencia en la zona sur de España y también en parte del norte de África. Andalucía, Canarias, Ceuta, Melilla y algunos países africanos acuden al Virgen del Rocío para tratar casos críticos como el de Gran Canaria.
En total, la unidad tiene bajo su paraguas a unos once millones de habitantes. "Reunimos todos los requisitos para ser referencia en relación al número de camas, los recursos, los profesionales y, sobre todo, la experiencia", explica a COPE David Rodríguez, coordinador de la unidad.
INTENTOS AUTOLÍTICOS Y ACCIDENTES LABORALES, LAS CAUSAS más habituales
"Ha habido ocasiones en las que hemos llegado a tener el 50% de la unidad ocupada de pacientes con intentos autolíticos. Lo vemos, desgraciadamente, con cada vez más frecuencia y habría que estudiarlo. La gente debe saber que, esa, es una de las muertes más dolorosas, de las peores. La muerte se produce posteriormente, por las complicaciones derivadas. Es un asunto muy complejo", asevera Rodríguez.
Otra de las causas más habituales es la de los accidentes laborales. Ocurren en un momento. La vida cambia para siempre, sin previa adaptación, y generan, por lo general, un fuerte estrés postraumático. El servicio de salud mental, por tanto, es fundamental en esta unidad. Psicólogos, psiquiatras y, desde hace unos meses, músicoterapeutas. "No se trata solo de ponerles música a los pacientes. Se hace con rigor, dos días en semana, y atendiendo a necesidades específicas de cada persona", relata el coordinador.
El quemado tiene heridas en cuerpo y alma. Hay un fuerte estrés postraumático
Coordinador de la Unidad de Quemados en el Virgen del Rocío
Este tipo de terapias se dan en pacientes que deben recuperarse en el hospital durante estancias muy largas, de meses, en las que cuerpo y mente deben resistir al mismo tiempo. "Siempre digo que el quemado tiene heridas en la piel y en el alma, eso pasa factura, lo vemos en consulta... Son personas a las que la perspectiva vital les ha cambiado por completo", manifiesta.
la unidad, en datos
La unidad suele recibir una media de entre 120 y 150 ingresos anuales, "que es mucho para tratarse de grandes quemados", según el especialista. A la semana, dependiendo de la época, se suelen dar entre uno y dos ingresos. "Las temporadas con más ingresos son, por el tipo de actividad que se lleva a cabo, el verano y la Navidad", apunta Rodríguez.
Las primeras semanas son críticas. Con boxes de aislamiento y con curas muy complejas. Durante ese tiempo, la unidad saca músculo y pone a funcionar sus numerosas especialidades: anestesistas, cirujanos plásticos, médicos intensivistas, oftalmólogos, otorrinos, psiquiatras o enfermeras -"muy experimentadas y muy formadas". El tiempo de ingreso de los pacientes depende del porcentaje del cuerpo afectado. La media está entre 15 y 20 días. Pero hay pacientes que pueden llegar a quedarse hasta nueve meses ingresados.
últimos avances científicos
La ciencia avanza continuamente en este tipo de unidades de referencia. Un ejemplo se halla en el hito que alcanzó el Virgen del Rocío hace un año y que está implementando desde entonces: han sido los primeros en poder usar la propia piel humana como medicamento. Esta terapia, aun así, está reservada para casos en los que no hay zona corporal donante suficiente. Las propias células del paciente quemado se reproducen y se "expanden", de manera que, artificialmente, se puede recrear desde el laboratorio la propia piel de la persona que la va a necesitar.