Cristóbal Colón fue el primero en escribir “terral” en su diario: así viajó la palabra a lo largo de la historia hasta convertirse en símbolo de Málaga
¿De dónde viene realmente la palabra terral? El catedrático Francisco Carriscondo nos descubre su historia y desvela si es o no un malagueñismo

El viento de terral caracteriza a Málaga, pero ya hacía referencia a él Cristóbal Colón en su diario de viaje en 1492
Málaga - Publicado el
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El viento terral es mucho más que un fenómeno meteorológico para los malagueños: es un rasgo de identidad colectiva, una experiencia compartida, un motivo de conversación y hasta una señal de cambio de humor para quien lo sufre. Pero, ¿de dónde procede exactamente esa palabra? ¿Es realmente exclusiva de Málaga o su origen es anterior y más amplio de lo que solemos pensar?
El catedrático de Lengua Española de la Universidad de Málaga, Francisco Carriscondo, ha desvelado en COPE MÁS Málaga el fascinante recorrido histórico de este término, que combina la herencia del latín con una evolución muy particular en el habla local. Su conclusión es clara: el terral es, hoy, un auténtico malagueñismo, aunque su historia comience muchos siglos atrás.

Colón fue el primero en escribir “terral”: así viajó la palabra hasta convertirse en símbolo de Málaga
Del latín al diario de Colón
Aunque muchos ciudadanos puedan pensar que el término terral nació en Málaga, lo cierto es que la palabra tiene una larga tradición en español. Procede del latín terralis, que significa “perteneciente a la tierra”. Como explica el profesor Carriscondo, su primera documentación conocida se remonta nada menos que al diario de Cristóbal Colón de 1492, donde los navegantes utilizan el término para referirse al “viento que viene de tierra hacia el mar”. Es decir, que desde el siglo XV terral era un concepto empleado de forma técnica y habitual en ámbitos marítimos. No aludía a un tipo de calor ni a ninguna característica concreta, sino a la dirección del viento, en contraposición al viento marino, el que sopla desde el mar hacia la costa.
La primera vez que se encuentra en nuestra lengua es en el diario de Cristóbal Colón"
Catedrático de Lengua Española (UMA)
De término genérico a seña de identidad malagueña
A pesar de ese origen general, Málaga ha convertido el terral en algo propio. Su particular orografía, con la Sierra de Mijas y los montes que rodean la bahía, provoca ese viento cálido y seco que desciende desde el interior de España y que no se 'sufre' de la misma forma en todos los municipios de la provincia de Málaga. En la práctica, un día de terral puede disparar los termómetros, reducir la humedad de forma drástica y generar esa sensación tan reconocible para los malagueños.
“En Málaga, terral deja de ser simplemente un viento de tierra. Aquí adquiere un rostro y un significado propios”, subraya Carriscondo. Esa adaptación semántica queda recogida incluso en crónicas antiguas. El catedrático recordó un texto del viajero francés Barón de Davillier, que visitó la ciudad en 1874 y quedó impresionado por ese viento sofocante. En su obra atribuyó —de forma pintoresca y sin fundamento científico— los “altos índices de criminalidad” de la Málaga del XIX a la influencia del terral. Curiosamente, lo llamaba viento solano, creyendo que procedía del sol y no del interior peninsular.
¿Viene de África? No. ¿Es malagueñismo? Sí.
Otro mito habitual que desmonta Carriscondo es el origen africano del terral. Ni viene del Sahara ni llega desde Marruecos: es un viento peninsular, generado tierra adentro, que baja hacia el litoral con aire cada vez más recalentado. Esa especificidad local, sumada al uso que hacen los malagueños, ha favorecido incluso la creación de nuevos derivados. En Málaga no solo hay “terral”, también existe el “terralazo” —un golpe repentino de calor extremo— o “terralá”, expresión coloquial para describir ese soplo ardiente que te sorprende en plena calle. “Cuando una comunidad toma una palabra, la adapta, la resignifica y crea derivados propios, estamos ante un malagueñismo de pura cepa”, explica el catedrático. Por eso, añade, “hoy podemos decir categóricamente que terral es un malagueñismo, aunque su raíz sea latina”.
Lengua, clima y cultura: el terral como símbolo
Málaga ha convertido el terral en algo más que un fenómeno atmosférico. Es una palabra que forma parte del habla cotidiana, de los refranes, de los titulares de prensa y hasta del folclore popular. Es el viento que anticipa días de calor extremo, que altera los planes de playa y que se cuela en cualquier conversación de verano. La lengua lo recoge, la cultura lo amplifica y la ciencia lo explica: el terral es un ejemplo perfecto de cómo un término técnico puede transformarse, con el paso de los siglos, en símbolo identitario de una ciudad. Concluye Carriscondo: “Las palabras también hacen territorio. Y pocas lo representan tan bien en Málaga como terral”.
En crónicas antiguas se atribuían, sin fundamento, los “altos índices de criminalidad” de la Málaga del XIX a la influencia del terral"
Catedrático de Lengua Española (UMA)
Ante la pregunta de si 'terral' puede considerarse un malagueñismo, la respuesta del catedrático ha sido rotunda. Debido a la "adaptación que le hemos hecho los malagueños a este viento tan particular", ha afirmado "categóricamente que es un malagueñismo" de pleno derecho. Así, una palabra que cruzó el Atlántico con los primeros navegantes ha encontrado en Málaga un hogar y un significado único, convirtiéndose en un símbolo indiscutible de la ciudad.
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