El sol aprieta en Jaén: cómo evitar riesgos con este calor sofocante
Esta es la guía de medidas esenciales para protegerte del intenso calor en Jaén durante la primera ola del verano

El sol aprieta en Jaén: cómo evitar riesgos con este calor sofocante
Jaén - Publicado el - Actualizado
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La primera gran ola de calor de este verano ya está aquí, y en provincias como Jaén se hace más necesario que nunca extremar las precauciones. Las altas temperaturas no son solo una molestia: pueden convertirse en un problema de salud serio si no actuamos con responsabilidad. Desde las autoridades sanitarias se insiste en la importancia de aplicar medidas básicas de autoprotección para evitar consecuencias graves, como la deshidratación o el golpe de calor.

El sol aprieta en Jaén: cómo evitar riesgos con este calor sofocante
Protegerse del sol es una cuestión de salud. Durante estos días, evita la exposición directa entre las 11:00 y las 18:00, y sal a la calle con ropa ligera, gorra y protección solar. En casa, mantén persianas bajadas y favorece la ventilación cruzada para conservar espacios frescos.
Hidratarse con frecuencia es vital, incluso sin tener sed. Se recomienda agua a temperatura ambiente, zumos naturales, gazpachos o caldos fríos. Evita las bebidas alcohólicas, azucaradas o excitantes como el café y el té.
Los mayores de 65 años, los bebés, los niños pequeños y las personas con enfermedades crónicas o medicación deben recibir especial atención. En las personas mayores, el calor afecta más porque pierden capacidad para regular su temperatura, producen menos sudor y tienen menor percepción de sed.
En el caso de los menores, sobre todo los bebés menores de 6 meses, no deben exponerse al sol bajo ningún concepto. Hasta los 4-5 años, hay que usar cremas solares de factor 30 o superior, protegerlos con gorras o sombreros, y ofrecerles agua con frecuencia aunque no la pidan.

El sol aprieta en Jaén: cómo evitar riesgos con este calor sofocante
También es importante adaptar la alimentación: aumentar frutas y verduras, reducir las comidas grasas, evitar platos muy calientes y fraccionar las ingestas a lo largo del día para facilitar la digestión.
Síntomas de deshidratación o golpe de calor a los que hay que estar atentos: piel seca, boca pastosa, ojos hundidos, mareos, náuseas, fiebre alta, convulsiones, fatiga intensa y pérdida de conciencia. En estos casos, llevar a la persona a un lugar fresco, aplicar paños húmedos, ofrecer agua si está consciente y buscar ayuda médica si los síntomas persisten.
En resumen, ante el calor, lo más eficaz es prevenir. Cuidarnos y estar atentos a quienes más lo necesitan —mayores, niños, personas enfermas— es la mejor forma de disfrutar del verano sin riesgos. Actuar a tiempo puede marcar la diferencia.



