
Resistiré
Jaén - Publicado el
4 min lectura
La formación más antigua de la música popular española, el Dúo Dinámico, ha permanecido unida hasta que la muerte los ha separado. Con la marcha al cielo de Manuel de la Calva, a los 88 años, deja a Ramón Arcusa sin un hermano y amigo.
Fue a finales de los años cincuenta, cuando dos barceloneses, Manuel y Ramón, cuyas humildes familias había emigrado a la Ciudad Condal para trabajar, se conocieron en la fábrica de motores de aviación Elizalde, en donde trabajaban como delineantes. Unieron sus voces por vez primera para animar la fiesta de empresa de Navidad, cantando un villancico. Entonces se plantearon la aventura artística, y su presentación oficial fue en Radio Barcelona.
Se presentaron como el grupo musical “The Dinamic Boys”, pero el periodista, con buen criterio, se negó a utilizar el nombre en inglés y lo tradujo por Dúo Dinámico. La impronta de la música pop del Dúo Dinámico supuso una revolución en nuestro país, que se recomponía para superar los efectos de la posguerra. Sus canciones románticas, apolíticas, sobre el amor humano, constituirían un referente en la cultura española.
En aquella época, principalmente a través de la radio, se llegó a admirar la belleza de esta música que contagiaba alegría. En “Los 40 Principales” sonaban los éxitos de los Beatles, Led Zeppelin, Queen, The Rolling Stones, Pink Floyd o los Bee Gees. Tampoco faltaba la presencia hispana con los Brincos, los Pekenikes o los Relámpagos.
Era la década de los sesenta y setenta en donde afloraban talentos como Julio Iglesias, Juan Manuel Serrat, José Luis Perales, Nino Bravo, Raphael, Karina, Camilo Sexto, Rocío Jurado o Miguel Ríos. Entonces, junto a ellos, irrumpió el Dúo Dinámico a principios de los sesenta, con estilo propio, pero con mezcla de jazz, twist o baladas latinas: “Quince años tiene mi amor”, que con su tono contagioso se bailaba en todas las fiestas. Así como “¡Oh, Carol!”, “Somos jóvenes”, “Bailando el twist”, “Hello Merilou”.
También compusieron y produjeron para otros artistas como Massiel, que con el famoso tema “La, la, la” ganó el Festival de Eurovisión en 1968. En un principio estaba previsto que fuera Serrat quien representara a España con esta canción, pero la censura franquista se negó, ante la posibilidad de que interpretara una parte en catalán.
La dimensión verdadera de estos dos artistas nos la da Julio Iglesias, al ponderar la inteligencia de sus amigos, Manuel y Ramón, y calificarles de precursores de la música pop en España. Contribuyeron a componer canciones para el autor de lengua hispana más exitoso, con títulos como “Soy un truhan, soy un señor” y “Me olvidé de vivir”.
La primera canción del Dúo Dinámico que nos viene al recuerdo puede ser “Resistiré”, porque ha vuelto a reeditarse en 2020 con motivo de la pandemia del coronavirus, y constituye un himno de lucha y esperanza ante la adversidad. La canción la compuso Manuel de la Calva, que se inspiró en la frase de Camilo José Cela: “el que resiste gana”, y la letra es de Carlos Toro Montoro.
Todavía recordamos con emoción hace cinco años cómo se cantaba desde los balcones, mientras duró el estado de alarma por la covid-19: “Cuando pierda todas las partidas/Cuando duerma con la soledad/Cuando se me cierren las salidas/Y la noche no me deje en paz”. Su repercusión social supuso un aumento de reproducciones en Spotify de más del 435%. En Argentina fue el himno extraoficial en 2001 contra la crisis económica. “Cadena 100” hizo una interesante versión, en favor de Cáritas, con una magnífica interpretación de más de 30 artistas como Rosana, Rozalén, José Mercé, Melendi, David Bisbal, Álex Ubago, Carlos Baute, Vanesa Martín, Conchita.
Para el propio Manuel de la Calva la mejor canción era “Perdóname”, porque gracias a ella muchas personas se han reconciliado y otras tantas han venido al mundo: “Perdóname/Te necesito/Perdóname/Te lo suplico/Vuelve otra vez/Recuerda aquel ayer/Vuelve otra vez/A darme tu querer”. Le gustaba comentar que deberían reunir en un concierto a todas las personas que han nacido gracias a esta canción, y que llenarían el estadio Santiago Bernabéu.
Sólo por este hecho sería suficiente para valorar la inmensa aportación durante estos trece fructíferos lustros. Las letras románticas, positivas y pegadizas, las referencias al amor humano noble, pueden resultar tan valiosas como un tratado sobre la teología del cuerpo.