Manuel Jesús Muniz, presidente de Olibeas: "Nuestro objetivo es la internacionalización"
El presidente de la cooperativa de San Bartolomé detalla los retos de su mandato: digitalización, regadíos e internacionalización del aceite.

Manuel Jesús Muniz Beltrán, presidente de Olibeas
Huelva - Publicado el
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Desde el 24 de abril, la cooperativa Olibeas, ubicada en San Bartolomé de la Torre, cuenta con un nuevo consejo rector elegido por la Asamblea Ordinaria de socios. Al frente está Manuel Jesús Muniz Beltrán, quien, tras casi seis meses de presidencia, asegura que estos primeros meses han sido intensos. Explica que ha tenido que “cogerle el timón a esta gran máquina que es Olibeas” y que el trabajo ha estado centrado en modernizar procesos y atender múltiples frentes.
Aunque sigue ejerciendo como juez de paz de Beas hasta que se formalice su sustitución, Muniz afirma que compagina bien ambas responsabilidades, ya que las funciones de ese cargo se han reducido en los últimos años. Señala que la experiencia le ha servido para conocer a fondo al vecindario y ganarse la confianza de los socios: “Conozco mucho a todo el mundo y el pueblo me conoce a mí. Siempre he estado implicado en temas sociales”.
Entre los objetivos de su mandato, subraya la importancia de dar claridad a las gestiones. Para ello, la cooperativa ha creado una red social interna que permite informar a los socios de todo lo que se hace. Otro de los grandes retos es la digitalización de Olibeas, una entidad que hasta hace poco seguía funcionando con “lápiz y papel”.
Actualmente, la cooperativa cuenta con alrededor de 1500 socios, de los cuales unos 500 son activos, y gestiona unas 3000 hectáreas de olivar, la mayoría de secano. Muniz destaca que el acceso al agua es un asunto vital: “Nosotros tenemos un olivar tradicional y, como llueve muy poco, estamos esperando la lluvia como agua de mayo, ahora como agua de otoño”. Insiste en que infraestructuras como la presa de Alcolea, el túnel de San Silvestre y el canal de Trigueros son esenciales para garantizar el riego en la campiña onubense. “Si a estas tierras le echamos agua serían un vergel”, recalca.
La producción de aceite, explica, varía enormemente de un año a otro. “El año pasado molturamos 3,5 millones de kilos y el anterior 12,5 millones”, recuerda, apuntando que esa irregularidad depende en gran medida de las lluvias. Asegura que el regadío permitiría cosechas más equilibradas y, por tanto, más estables en el mercado. “Prefiero siempre medias cosechas que no una gran cosecha y al año siguiente nada”, comenta.
En cuanto a la comercialización, Muniz reconoce que Olibeas aún no ha exportado directamente, aunque parte de su aceite llega al extranjero a través de comercializadoras. Admite que la internacionalización es uno de sus objetivos, aunque difícil por la competencia. Denuncia además una situación de “competencia desleal”: “A nosotros se nos exige muchísimo en cuanto a temas fitosanitarios, mientras que aceites de Marruecos o Turquía llegan sin los mismos controles”.
La calidad es el gran sello de la cooperativa, que acumula premios nacionales e internacionales. “Si tenemos tantos premios debe repercutir también en el precio”, defiende el presidente, que asegura que Olibeas mantiene sus precios en lugar de bajarlos como hacen otras cooperativas.
Con la cosecha aún pendiente de comenzar, todo depende de las lluvias de otoño. Muniz afirma que si llueve lo suficiente podrían superar los 12 millones de kilos. De lo contrario, la campaña podría fracasar. Su deseo más inmediato es claro: “Que llueva, que tengamos una buena campaña y que podamos mantener la calidad de nuestro aceite”.
La cooperativa, considerada la mayor empresa de Beas, cuenta con siete empleados fijos y un impacto indirecto sobre las familias de los socios. “Cuando hay una buena cosecha de aceite, se nota en el pueblo, porque todo el mundo está implicado”, recalca el presidente.
El reto final, confiesa con ilusión, sería ver una botella de Olibeas en un aeropuerto internacional. “Eso sería ideal”, afirma con una sonrisa, convencido de que el esfuerzo colectivo de los socios puede llevar a la cooperativa a dar ese salto.