

"Ayer vimos por primera vez al fiscal como lo que es, un procesado; para eso se tuvo que quitar la toga y abandonar el puesto de privilegio para sentarse donde el resto de mortales"
El director de 'Herrera en COPE' analiza la actualidad que marca la jornada de este jueves 13 de noviembre
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Señoras, señores, me alegro. Buenos días. Jueves 13 de noviembre.
Ojo con Claudia. Claudia es una borrasca que anda, la verdad, por el centro y el oeste de la península y por Canarias especialmente, que está en alerta naranja, haciendo de las suyas, dejando mucha agua.
Hoy es un día estupendo para ponerse la peluca blanca, enfundarse la toga con puñetas, todos los avíos y esperar acontecimientos. El día viene muy judicial. ¿Por qué? Bueno, pues porque hoy, por ejemplo, queda visto para sentencia el juicio contra el fiscal general del Estado por revelación de datos reservados.
Ayer le vimos por primera vez al fiscal como lo que es, ¿no? Como un procesado. Sí, para eso se tuvo que quitar la toga, abandonar el puesto de privilegio de estrados para sentarse donde se sientan el resto de los mortales, incluidos los numerosos testigos de este proceso. Eso que se viene llamando el banquillo de los acusados. Fue un momentazo, ¿no? Sentarse en el banquillo de los acusados. Ahora soy el fiscal general que persigue delitos, ahora soy el acusado de haber cometido un delito, pero que sigue siendo el jefe de los que deben perseguir el delito. Y me juzgan los que son o me preguntan y me defienden los que son subalternos míos del sitio del que no me he ido.
García Ortiz defendió su actuación, el borrado de su móvil, de su cuenta de correo, el interés que mostró en el caso de González Amador. Negó haber filtrado los correos, se negó a responder a las preguntas de tres acusaciones y renunció así a intentar desmontar sus argumentos.
Bueno, que un procesado se declare inocente, pues mire usted, no tiene ningún misterio. Por eso resultó mucho más interesante para el juicio el testimonio de los agentes de la UCO, que fue demoledor para los intereses del fiscal. El famoso coronel Balas, este al que Leire Díez quería cargarse, ofreció los pormenores de las investigaciones, las razones que incriminan a este hombre y era quien dominaba todo el proceso. En ese proceso los agentes de la Guardia Civil detectaron indicios de dos filtraciones desde la Fiscalía General: una a los medios, concretamente a la Cadena SER, y otra a la Moncloa.
Es curioso que el responsable de la UCO tuviera que hacer frente a un interrogatorio absolutamente agresivo y descalificatorio por parte de la abogada del Estado. O sea, la Abogacía del Estado contra la UCO, el Estado contra el Estado, todo por el empecinamiento de Sánchez y García Ortiz en llevar hasta el final su pulso con el Supremo.
García Ortiz no quiso contestar a las preguntas difíciles. Se trajo de casa un eslogan a modo de frasecita de galleta de la suerte para darle un poquito más de dramatismo a su defensa.
Bueno, me voy a echar a llorar. Jamás de los jamases tú vas a poder cometer un delito filtrando los datos privados de un ciudadano particular, ni que sea para desmentir una información. Si hay que desmentir algo, se desmiente diciendo: “No es verdad que la Fiscalía haya propuesto un pacto de nada.” Pero publicar una nota oficial en la que te regodeas desvelando lo que ha propuesto o dejado de proponer el abogado de un tipo metido en un pleito fiscal, eso es una barbaridad. Aquí, en Pernambuco, en todas partes. La verdad, si forma parte de materia reservada, como era este caso, debe ser protegida porque tienes la responsabilidad de hacerlo. Eso no ocurrió.
Ahora el tribunal valorará y veremos lo que hay. Lo mismo le absuelven. Pero tenía que ser juzgado, porque lo que hizo fue una barbaridad. Bueno, no solo hizo una barbaridad.
Ayer no pudo disimular su animadversión hacia el jefe de comunicación de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, o hacia Almudena Lastra, la fiscal superior de Madrid. Esperemos, queda visto hoy para sentencia. Esperemos a ver qué dice el tribunal.
Mientras tanto, el presidente del Gobierno comparecía para lanzarse en tromba contra las autonomías del Partido Popular. Ya saben ustedes que en estas comparecencias, le preguntes lo que le preguntes al presidente del Gobierno, él contesta lo que le da la gana. Se cisca en todas las reglas preestablecidas y está dispuesto a seguir dos años en el poder sin contar con el apoyo de las Cortes.
Ayer salieron todos: Mazón, Ayuso, Juanma Moreno, Guardiola, Azcón. Hizo su presentación de campaña contra ellos con una película de terror sobre el desmantelamiento de los servicios públicos, que es mentira.
Y bueno, hay elecciones en Extremadura, las habrá pronto en Castilla y León, veremos qué pasa en Aragón o en Andalucía. O sea, es un nuevo ciclo electoral. Y ayer Sánchez hizo la presentación de su campaña: “Viene el coco de la derecha a desmantelar la sanidad.” La sanidad en manos de la que la tiene en el Gobierno, la inútil, más inútil, médica y madre que han visto las facultades de Medicina en su historia. Están todos avisados y más vale que se espabilen porque vamos a ver un nuevo florecer de protestas de sanitarios, algunos falsos, maestros, algunos falsos, por todas partes. Ya se encargará alguien de Televisión Española de entrevistarles.
El pleno estaba convocado para hablar de cumbres internacionales, de la corrupción y todo eso, pero bueno, la corrupción según Sánchez es algo así como el cambio climático: un fenómeno que nada tiene que ver con él, ni con su mujer, ni con su hermano, ni con su fiscal general, ni con Ábalos, ni con Cerdán, ni con Leire, ni con todos los demás.
Y ya veremos si al final hay algún acercamiento o no con Junts. Si tiene un regalito preparado, como dice Gorge, un ramo de flores para Miriam Nogueras y dentro alguna cosita. Por ejemplo, que hoy suene la flauta y que el abogado general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea diga —es una opinión que no es vinculante, pero sí ilustrativa— que no contempla en la ley de amnistía algún tipo de contradicción con la directiva europea de lucha contra el terrorismo o alguna otra contra el derecho comunitario, vamos, en una palabra.
Y esto, ¿quién lo decide? Pues un señor que se llama Dean Spielmann, que es de Luxemburgo, que es el abogado general. Luego el tribunal hace lo que quiere, pero suele hacer caso de este hombre. Puede decir que la amnistía tiene sentido y a lo mejor le hace ese regalito, y ahí se recomponen las cosas. No lo descarten.
Este Spielmann, antes se lo contaba a las siete, fue el que presidía el Tribunal Europeo de Derechos Humanos el día que se derogó la doctrina Parot, aquella doctrina que el Supremo implementó en España, por la cual, en fin, era una lectura de la aplicación de los beneficios penitenciarios. Los etarras estaban más de 30 años en la cárcel si hacía falta, si eran condenados a ello.
Y entonces, como estaba en negociaciones con ETA Rodríguez Zapatero, a su palanganero que tenía, dice: “¿Cómo lo arreglo? ¿Cómo puedo sacar yo de la cárcel a etarras?” Pues ahí tengo a Luis López Guerra, a quien Dios tenga en su vino de oro, que era miembro español de ese tribunal. Y defendió con ardor derogar la doctrina Parot. El tribunal dijo aquello de “pues si el Gobierno español dice que están por derogar, pues ellos sabrán”. Vamos a derogar la doctrina Parot.
Eso sacó inmediatamente a 60 etarras de la cárcel, alguno del GRAPO, algún que otro asesino como el de las niñas de Alcàsser. Esto es así. Bueno, pues veremos qué pasa con eso a lo largo del día. Ya le digo, aunque no sea vinculante, es importante.



