"En Huelva tenemos 11 metros cuadrados de zonas verdes por habitante, pero no están bien repartidas"
Según la OMS, cada habitante debería disponer de al menos 9 metros cuadrados de zonas verdes, pero su distribución desigual deja barrios con graves carencias. El arquitecto Luis Alfonso, de Al Futuro Arquitectura, analiza los desafíos y las posibles soluciones.

Luis Alfonso, de Al Futuro Arquitectura, sobre las zonas verdes de Huelva
Huelva - Publicado el
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Huelva disfruta de más zonas verdes por habitante que la media española, pero esa estadística no cuenta toda la historia. El problema no es tanto la cantidad como la desigual distribución de los espacios naturales urbanos. Así lo explica Luis Alfonso, arquitecto de Al Futuro Arquitectura y colaborador habitual del programa, quien considera que “las zonas verdes son un regalo que la ciudad hace al ciudadano y que más usamos cuando peor estamos anímicamente”.
El experto recuerda que la Organización Mundial de la Salud recomienda un mínimo de 9 metros cuadrados de espacio verde por habitante, siendo lo ideal alcanzar los 15. “En Huelva tenemos una media de 11 metros cuadrados por persona, lo que nos sitúa entre las ciudades con más superficie verde de España”, detalla. Sin embargo, advierte que la media es engañosa, ya que “hay barrios con parques abundantes, como los que rodean el Parque Moret, y otros donde la carencia es muy notable, como Isla Chica o Huerta Mena”.
Barrios sin planificación verde
Luis Alfonso explica que el origen del problema está en la falta de planificación urbana en determinados sectores de la ciudad. “Isla Chica se construye antes del Plan General de Ordenación Urbana de 1964”, comenta. “Por eso muchos edificios carecen de garajes, hay problemas de aparcamiento y no se reservan espacios suficientes para zonas verdes o dotaciones públicas”.
El arquitecto estima que en esa área viven unas 20.000 personas que, pese a representar una parte significativa de la población onubense, no cuentan con parques o espacios de descanso adecuados. “Durante muchos años, el urbanismo no ha tenido en cuenta la importancia de la vegetación. Solo ahora, con el cambio climático en el centro del debate, somos más conscientes de que los árboles no son un lujo, sino una necesidad”.
Los árboles, aliados contra el calor
El experto subraya que la vegetación ayuda a combatir el efecto de isla de calor urbana, un fenómeno por el cual las ciudades retienen el calor durante la noche, aumentando su temperatura día tras día. “Los árboles regulan la temperatura, mejoran el aire y crean espacios de bienestar”, afirma. “Nuestras calles y tejados, de colores oscuros, absorben más radiación, y la única solución inteligente para compensarlo es la vegetación”.
Cita como ejemplo el proyecto de Jerez de la Frontera, donde el Ayuntamiento planta parras en el centro urbano para crear toldos naturales que reducen hasta diez grados la temperatura en verano. “Es una solución sencilla y eficaz”, explica. “Las parras son de hoja caduca: en invierno dejan pasar la luz y en verano dan sombra, logrando un equilibrio térmico perfecto”.
El reto de Isla Chica
Preguntado por las posibles soluciones para Huelva, Luis Alfonso reconoce que el caso de Isla Chica es especialmente complejo. “La falta de planeamiento ha generado muchos problemas, desde el aparcamiento hasta la escasez de zonas verdes”, señala. Según sus cálculos, serían necesarios 180.000 metros cuadrados de espacio verde para equilibrar la situación, lo que equivale a cinco veces el tamaño del solar del antiguo estadio Colombino.
“Ni aunque se destinara todo ese espacio exclusivamente a zonas verdes se podría compensar el déficit actual”, lamenta. Por ello, los proyectos urbanísticos deben buscar un equilibrio entre aparcamientos, movilidad y espacios naturales.
El arquitecto comenta que uno de los planes más recientes reserva 15.000 metros cuadrados para zonas verdes, pero con un matiz preocupante: “La mitad de ese espacio estaría sobre la cubierta de un edificio. En una azotea no se pueden plantar árboles grandes. Un arbusto puede vivir con 40 o 50 centímetros de sustrato, pero un árbol necesita varios metros hacia abajo. No dará la misma sombra ni tendrá la misma calidad ambiental”.
Vegetación frente a toldos
Luis Alfonso también advierte sobre la tendencia a sustituir árboles por toldos o estructuras artificiales. “El toldo evita que se caliente el suelo durante el día, pero no deja escapar el calor por la noche, lo que provoca un efecto invernadero en la calle”, explica. “La vegetación, en cambio, transpira y ayuda a que el calor se disipe de manera natural. Es un sistema vivo y sostenible”.
El arquitecto concluye que las zonas verdes no son un capricho, sino una infraestructura esencial. “Afectan a la salud, al bienestar y al clima de la ciudad. Huelva tiene que tomárselo en serio, porque no solo se trata de estética, sino de supervivencia urbana”.