Búnkeres 'made in' Huelva: la empresa lepera que protege a personas por todo el mundo
La empresa onubense Underground Building, dirigida por Francisco Márquez, ha visto aumentar la demanda de refugios subterráneos desde el estallido de la guerra de Ucrania y las recientes recomendaciones de la Unión Europea.

Francisco Márquez, propietario de Underground Building
Huelva - Publicado el
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En tiempos de incertidumbre global, las preocupaciones por la seguridad personal han tomado un nuevo rumbo. Ante la creciente tensión internacional y los ecos de una posible guerra a gran escala, no son pocos los ciudadanos europeos que han comenzado a interesarse por los búnkeres como medida preventiva. En Lepe, Huelva, una empresa local ha encontrado en este escenario una oportunidad de negocio que mezcla construcción tradicional con protección de última generación.
Francisco Márquez, propietario de Underground Building, explica que su empresa se dedica a la construcción y adecuación de espacios subterráneos, como sótanos, para convertirlos en búnkeres preparados para situaciones de emergencia. “Nos dedicamos a preparar habitáculos para personas que están inquietas con el movimiento del mundo”, señala Márquez, quien aclara que su negocio comenzó como una constructora tradicional, hasta que un cliente le pidió adaptar un sótano como refugio.
Aunque el interés por este tipo de estructuras ya existía de forma minoritaria, Márquez afirma que el verdadero aumento en la demanda llegó con la guerra de Ucrania. “A partir de ahí, la gente comienza a preguntar con más frecuencia cuánto cuestan estos espacios y cómo se pueden adaptar a sus necesidades familiares”, comenta. Con la reciente recomendación de la Unión Europea de contar con kits de supervivencia, el interés ha vuelto a repuntar.
La construcción de un búnker no es uniforme, pues se adapta a las exigencias del cliente. Márquez explica que la tierra es el mejor aislante natural, pero que se pueden reforzar los muros con plomo, materiales antihumedad o paredes de hormigón más gruesas. Además, detalla que lo esencial en cualquier refugio es que cuente con una entrada principal, una salida de emergencia y un sistema de respiración con filtros NBQ (nuclear, bacteriológico y químico).
La empresa ofrece modelos estándar, pero la personalización es clave. “Cada familia quiere protegerse a su manera”, dice el empresario. Por ello, muchos piden búnkeres con cocinas, pozos, sistemas de purificación de agua y espacios habitables pensados para varias semanas o incluso meses. La comparación que Márquez hace es clara: “Es como un chalet bajo tierra”.
Los precios varían enormemente. Un búnker sencillo puede costar entre 40.000 y 50.000 euros, aunque sólo serviría para estancias cortas. Sin embargo, la mayoría de los proyectos se sitúan entre los 50.000 y los 180.000 euros, dependiendo del tamaño, los servicios incluidos y el número de personas que deba albergar. “Hay quienes tienen un alto poder adquisitivo y piden lo mejor, pero también vienen personas con menos recursos que quieren lo básico para sentirse seguros”, destaca Márquez.
Aunque se trata de una empresa onubense, Underground Building ha recibido encargos de distintos puntos del planeta: Italia, Alemania, Francia, Portugal, Sudamérica y, por supuesto, distintas provincias españolas. Sin embargo, en Huelva apenas ha construido entre ocho y diez búnkeres, ya que la mayoría de sus trabajos están fuera de la región.
El proceso de construcción también requiere tiempo. Márquez estima que un búnker estándar puede estar listo en unos cuatro o cinco meses, dependiendo de la complejidad. Actualmente, está finalizando uno con capacidad para entre ocho y quince personas que será instalado en el norte de España.
A pesar del crecimiento del negocio, el empresario insiste en que nadie desea tener que usar estos espacios. “Esto es prevención, no es otra cosa”, concluye Márquez. Y aunque él se muestra satisfecho de poder ofrecer seguridad, espera que sus clientes nunca tengan que recurrir realmente a sus servicios.