Un sistema de iluminación inteligente desarrollado por la UCO mejora el cultivo y el control biológico en invernaderos

Los resultados obtenidos en las fincas piloto son prometedores: el uso de esta tecnología ha permitido reducir el consumo de agua en un 22%

Cultivo en invernadero donde ha trabajado el Grupo Operativo Smali.

Europa Press

Cultivo en invernadero donde ha trabajado el Grupo Operativo Smali.

Fran Durán

Córdoba - Publicado el

3 min lectura

La Universidad de Córdoba (UCO) ha liderado un proyecto innovador que permite conocer el estado fisiológico de los cultivos en tiempo real para ajustar el riego a las necesidades reales de las plantas, lo que supone un avance significativo en el uso eficiente del agua en el sector agrícola. El sistema, desarrollado por el grupo de investigación AGR-126 Hidráulica y Riegos de la UCO, se ha testado con éxito en explotaciones de olivar y almendro en Andalucía oriental y cuenta con el apoyo del Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC).

El objetivo principal del proyecto ha sido aplicar herramientas de teledetección, inteligencia artificial y análisis de imágenes térmicas para detectar de forma precoz situaciones de estrés hídrico en las plantas. A diferencia de los métodos tradicionales que evalúan la humedad del suelo o el clima, esta nueva tecnología se centra directamente en la respuesta fisiológica del cultivo, lo que permite una gestión mucho más precisa y sostenible del agua.

Según explica el investigador principal del proyecto, el profesor Juan A. Rodríguez Díaz, “lo verdaderamente novedoso es que ahora no solo sabemos cuánto agua hay disponible en el entorno del cultivo, sino también cómo lo está percibiendo la planta, lo que nos da una referencia mucho más exacta para programar el riego y ahorrar recursos”.

El sistema se basa en una red de sensores térmicos instalados en los campos de cultivo, que captan imágenes periódicas de la superficie foliar de los árboles. Esas imágenes son procesadas por un algoritmo de inteligencia artificial entrenado para reconocer patrones asociados al estrés hídrico, como la temperatura de las hojas o la apertura de los estomas. Cuando se detecta un umbral crítico, el sistema activa alertas que permiten ajustar de forma automática o manual el riego, en función del diseño de cada explotación.

Los resultados obtenidos en las fincas piloto son prometedores: el uso de esta tecnología ha permitido reducir el consumo de agua en un 22% sin que se vean afectadas ni la producción ni la calidad del fruto. Además, se ha logrado una mejora en la eficiencia energética del sistema de riego y una disminución de las emisiones asociadas a la producción y bombeo del agua.

El proyecto también contempla una plataforma digital en la que los agricultores pueden consultar en tiempo real los datos del cultivo, recibir recomendaciones personalizadas y programar estrategias de riego adaptadas a la evolución de las condiciones climáticas y del cultivo. La herramienta, en proceso de validación comercial, ha despertado el interés de cooperativas y explotaciones de alta tecnificación que buscan mejorar su sostenibilidad.

Rodríguez Díaz destaca que “este tipo de soluciones tecnológicas son clave para enfrentar los retos del cambio climático y la escasez de agua en regiones como Andalucía, donde la agricultura es un motor económico, pero también un gran consumidor de recursos hídricos”. En su opinión, “el futuro del regadío pasa por sistemas inteligentes, conectados y centrados en la planta”.

El proyecto ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades dentro del programa Retos de la Sociedad, y ha contado con la participación de empresas tecnológicas del sector agrario, como SensAgriTech y Agrosapien, así como con la colaboración de cooperativas agrícolas de Córdoba y Jaén.

Desde el Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC, socio del proyecto, subrayan que este tipo de soluciones representan una oportunidad para profesionalizar aún más la gestión del riego, incorporando herramientas accesibles que mejoren la resiliencia de los cultivos ante periodos de sequía cada vez más frecuentes.

Además, gracias a su carácter modular y adaptable, el sistema puede implementarse en otros tipos de cultivos leñosos y extensivos, ampliando su impacto a buena parte del territorio agrícola nacional. Ya se han iniciado conversaciones para extender las pruebas a viñedos en Castilla-La Mancha y cítricos en la Comunidad Valenciana.

Este avance consolida el papel de la Universidad de Córdoba como referente en el desarrollo de soluciones tecnológicas al servicio de una agricultura más eficiente, precisa y respetuosa con el medio ambiente, en línea con los objetivos europeos de sostenibilidad e innovación en el sector agroalimentario.

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