Después de seis temporadas en los ochenta y principios de los noventa en la Real Sociedad y tres en el Espanyol el rostro de Javier Zubillaga (Logroño, 1959) es uno de esos que los futboleros cuarentenos reconocen inmediatamente por los cromos de Ediciones Este o de Panini. El pelirrojo centrocampista llegó a ganar como profesional una Liga, una Copa y una Super Copa en el mejor momento de los txuri-urdin y luego vivió de todo en Sarriá (la final de Copa de Leverkusen y también un descenso y un ascenso). En 2009 llegó a Córdoba para trabajar como director deportivo y conoció así las singularidades del club blanquiverde en los dos años que duró. Conserva buenas y grandes amistades. Y mejores recuerdos.

Zubillaga nació en La Rioja porque su padre, Cesáreo, fue jugador del Logroñés en los cincuenta “y allí conoció a mi madre. Luego a los quince años me fui al juvenil de la Real” y ahí empezó su carrera como jugador.

Recuerda Zubillaga de sus comienzos que “como equipo de cantera cuando subías al primer equipo te daban la taquilla y la percha del jugador que sustituías. Me dieron la de Gaztelu Aranzábal, que falleció hace poco, y estaba situada entre la de Arkonada y la de Julio Olaizola, que ha sido del futbolista profesional del que más he aprendido yo”.

"Es muy difícil que un equipo como la Real Sociedad gane una Liga en estos tiempos"

Tuvo la suerte de jugar en Atotxa –“un campo con los del Norte, en el que la gente estaba muy cerca del campo y había mucha presión”- y de vivir una época tal vez irrepetible: “Ahora es muy difícil que un equipo como la Real Sociedad gane una Liga porque creo que tanto Madrid como Barcelona y Atlético están a una distancia de plantillas y económicas que hacen muy difícil que se puedan dar sorpresas en Liga. En aquellos tiempos jugabas el campeonato contra un equipo, no como ahora que juegas contra tres. La Real empezó con una serie de victorias, pero ahora casi tienes que jugar contra cuatro porque el Sevilla está en el peldaño siguiente”.

Es tentador preguntarle a Zubillaga por aquella vuelta de la final de UEFA del 88 en la que saltó al campo en el 66'. El Espanyol ganó 3-0 en la ida y el Bayer Leverkusen fue capaz de equilibrar la final en su feudo y de ganar en penaltis. ¿Qué pasó ahí? “No pasó nada. Gracias a Javier Clemente estuvimos en Leverkusen. Allí, habiendo llegado a esa final, todo el periplo fue de humildad y para jugar la final hubo un movimiento tremendo en Barcelona y estuvimos un poco más fuera del partido que en las eliminatorias anteriores. A fin de cuentas perdimos por penaltis. Tuvimos mala suerte”.

"Fue una casualidad mi fichaje por el Córdoba porque bajé allí un 4 de enero cuando la Real jugó allí y el Córdoba se había quedado sin director deportivo… y me ficharon"

Tras su retiro entrenó a la Real Unión -la llevó a una promoción de ascenso a Segunda- y al Lleida, pero terminó decantándose por los despachos. Trabajó para Logroñés, Osasuna, Alavés -al que contribuyó a llevar de Segunda B a Primera- y, claro, Córdoba. Su aterrizaje en El Arcángel fue curioso: “le tengo que agradecer a Pedro Campos y Rafael Campanero su confianza en ese 2009. Intenté trabajar con honestidad y lo mejor posible para el club. Fue una casualidad mi fichaje porque bajé allí un 4 de enero cuando la Real jugó allí y el Córdoba se había quedado sin director deportivo… y me ficharon. Conseguimos salvar luego al club ganando 0-2 a la Real en Anoeta y el año siguiente -que ascendieron- les ganamos también en El Arcángel. Se nos daba bien la Real”.

¿Qué se dice en Donostia sobre la eliminatoria de dieciseisavos de final entre Córdoba y Real del miércoles? “Ahora es muy difícil sentir ambiente porque entre que no puedes seguir los partidos en los campos y la Covid, pero la Real debe afrontar el choque como si fuera uno de Primera. A un partido cualquier cosa puede pasar, como se ha visto en la Super Copa. Ante el Barcelona la Real hizo un gran partido, pero contra el Córdoba va a tener que jugar también a ese nivel si no se quiere llevar un susto”.

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Además, las dinámicas son opuestas: “La Real lleva una dinámica de diez o doce partidos en los que apenas ha ganado uno, que además fue ante el Athletic, así que tendrá que jugar al cien por cien para salir adelante en la eliminatoria. El miércoles si la Real no da su nivel el Córdoba le puede dar un susto. Hay bastantes equipos de Primera y Segunda que han caído por el volumen de partidos que tienen los equipos”.

"Todo el mundo esperaba mis fichajes ya a última hora. Uno de los años que trabajé allí llegaron cuatro o cinco jugadores en las últimas horas del mercado. No era fácil, claro”

A la hora de ver el partido, no quiere mostrar sus preferencias: “No es que sea indiferente, pero cualquiera de los dos que gane, será un premio. En ambos equipos he estado, en uno como jugador y en otro como director deportivo. Lo mejor es que se vea un buen partido y que gane el mejor”.

Zubillaga no oculta que en el sur vivió bien: “Córdoba fue una ciudad maravillosa en la que pasé dos años y medio a nivel profesional y humano muy buenos y mi paso me dejó huella. Hice amistad con Iñaki López Murga con el que trabajé en el Alavés para ascenderlo a Primera”.

Por último, no se puede terminar una charla con Zubillaga sin recordarle esos finales de mercado de infarto que calaron en el cordobesismo: “ (Risas) Todo el mundo lo esperaba ya a última hora. Uno de los años que trabajé allí llegaron cuatro o cinco jugadores en las últimas horas del mercado. No era fácil, claro”.

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