El Santísimo Cristo de las Misericordias de la localidad de Chipiona realizó un año más su tradicional salida procesional en la festividad de Todos los Santos. El origen de esta procesión anual se remonta al uno de noviembre de 1755, cuando el maremoto de Lisboa provocó graves daños en el país vecino. Las réplicas posteriores amenazaron con afectar a la ciudad gaditana. Los chipioneros decidieron encomendarse al Cristo de las Misericordias y lo llevaron en procesión hasta situarlo frente a la costa. Milagrosamente, las aguas retrocedieron y no llegaron a producir daños. Se levantó un monumento como homenaje, la actual Cruz del Mar, y la gratitud de Chipiona a su Cristo por obrar aquel milagro se rubrica cada uno de noviembre con la presencia de la imagen en las calles.

La comitiva partió a las siete de la tarde de la Capilla que lleva el nombre de la talla. Precisamente, la Cruz del Mar fue la primera parada. Allí, se recordó aquella intercesión del Santísimo Cristo hace ya más de260 años. Los fuegos artificiales recrearon el júbilo sentido por los fieles de la época. Posteriormente, recorrió las calles del centro con los sones clásicos de la banda de CCTT Santísimo Cristo de los Milagros, de Sanlúcar de Barrameda. Una procesión con mucho gusto y con la elevada presencia de fieles. Otro de los momentos cumbres tuvo lugar en el saludo a la hermandad del Rocío, cuando se recibió al Cristo con un Padre Nuestro cantado por parte de una de las devotas allí congregada.

En esa misma fecha y en Jerez, se conmemora también otro hito cofrade. En este caso, se trata de la Coronación Canónica de María Santísima del Valle, la cual se produjo hace ya once años. Como viene siendo habitual, la Dolorosa del Viernes Santo se encontró durante toda la jornada del viernes pasado en solemne besamanos para todos aquellos fieles que fueron a la Ermita de San Telmo a su encuentro.