El pueblo de Almería que estuvo en conflicto con Francia durante 100 años: catalogaban a los soldados franceses como "débiles"
Esta localidad almeriense tomó una decisión bastante curiosa en nuestros días por algo que los franceses hicieron hace ya casi 150 años

La historia de Líjar con Francia es bastante curiosa
Madrid - Publicado el
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Las relaciones entre España y Francia han tenido sus altibajos a lo largo de la historia. Guerras, alianzas, desencuentros diplomáticos y momentos de colaboración han marcado el camino entre dos naciones vecinas y con un peso clave en Europa. Pero dentro de esa historia compartida, hay capítulos que rozan lo insólito, como el que protagoniza un pequeño pueblo almeriense: Líjar, que en 1883 declara la guerra a Francia… y no firma la paz hasta 1983.
Sí, cien años de guerra simbólica. Sin disparos, pero con un mensaje contundente: el honor de España —y de su rey— no se toca.

¿La razón de la "guerra"? Alfonso XII
por qué lijar declaró la guerra a francia
Todo empieza en septiembre de 1883, cuando el rey Alfonso XII realiza una visita oficial a varios países europeos. En Alemania, se le recibe con todos los honores, incluso participa en maniobras militares y se le concede el título de coronel de los célebres Ulanos. El problema es que estos militares tienen su base en Estrasburgo, ciudad que recientemente ha pasado a manos alemanas tras haber sido francesa durante siglos. Eso, en el París de la época, sienta como una bofetada.
Durante su paso por la capital francesa, Alfonso XII sufre un recibimiento hostil. La población lo abuchea al grito de “¡Muera el Ulano!” y “¡Viva la República!”, y el propio presidente francés, Jules Grévy, apenas le dirige unas palabras frías y protocolarias.

Líjar se tomó muy en serio lo ocurrido con Alfonso XII en Francia
Aunque en Madrid se organiza un homenaje para apoyar al monarca, en el sur de España, un pueblo decide ir mucho más allá.
El 14 de octubre de 1883, el Ayuntamiento de Líjar, un municipio de la Sierra de los Filabres, aprueba por unanimidad una decisión tan simbólica como extraordinaria: declarar la guerra a Francia.
La resolución, firmada por el alcalde Miguel García Sáez, no es ninguna broma. En ella se alude a la valentía de los vecinos del pueblo, recordando que durante la Guerra de la Independencia, “una mujer vieja y achacosa, pero hija de España”, fue capaz de degollar a 30 soldados franceses que se alojaban en su casa.
El alcalde asegura que necesita a 600 hombres de Líjar para vencer a 10.000 soldados franceses
LOS 600 HOMBRES DE LÍJAR... QUE PODÍAN CON 10.000 SOLDADOS FRANCESES
Con ese mismo espíritu, el alcalde asegura que el pueblo cuenta con 600 hombres útiles “listos para lo que fuese”, preparados para defender el honor de su país. Según el texto, cada uno de esos hombres podría vencer a 10.000 soldados franceses. Es decir, Francia necesitaría seis millones de soldados para plantar cara a los de Líjar.
El bando no escatima en referencias históricas y épicas. Se menciona a Carlos V, a Gonzalo de Córdoba, a batallas como Sagunto, Bailén o Lepanto, y se califica a Francia como “la Cobarde Nación Francesa”.
Pese al tono beligerante del comunicado, no hay ni un solo enfrentamiento real. La declaración de guerra se queda en un gesto simbólico, pero firme, que con el paso de los años se convierte en una anécdota histórica con toques de humor… y de mucho orgullo local.
Durante todo un siglo, la guerra sigue vigente, aunque nadie en Francia —ni en el Gobierno central español— parece prestarle demasiada atención. Sin embargo, en 1983, exactamente 100 años después de la declaración, llega la hora de hacer las paces.

Finalmente se firma la paz entre Líjar y Francia
El 30 de octubre de 1983, representantes políticos y militares de ambos “bandos” se reúnen en Líjar para firmar oficialmente la paz con Francia. Se coloca una placa conmemorativa en el pueblo para recordar aquel siglo de insólito “conflicto” y cómo un gesto exagerado, nacido del orgullo por la figura del rey, acabó formando parte del folclore diplomático más curioso de España.
Hoy, Líjar es un tranquilo pueblo andaluz con poco más de 400 habitantes. Pero cada vez que alguien pregunta por el “conflicto con Francia”, los vecinos lo cuentan con una mezcla de orgullo, ironía y memoria histórica.
Porque no todos los días un pueblo de apenas unas calles se enfrenta a una de las grandes potencias europeas y mantiene la guerra durante cien años. Aunque solo sea sobre el papel.