LÍNEA EDITORIAL
En recuerdo de Alberto Jiménez Becerril y Ascensión García Ortíz
Hoy hace veinte años fueron asesinados el concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Sevilla, Alberto Jiménez Becerril, y su mujer, Ascensión García Ortiz.

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Hoy hace veinte años fueron asesinados el concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Sevilla, Alberto Jiménez Becerril, y su mujer, Ascensión García Ortiz. Un pistolero de ETA les disparó por la espalda cuando volvían a casa, donde les esperaban sus tres hijos de 4, 7 y 9 años. El acto de homenaje que ha tenido lugar a las puertas del Ayuntamiento de Sevilla representa lo mejor de nuestra sociedad, la que mira hacia el futuro sin obviar la verdad de su pasado, por doloroso que sea. El recuerdo es imprescindible, es un deber de justicia. Como tantas veces han repetido desde la Fundación que lleva el nombre del concejal asesinado, hay que seguir trabajando por la memoria, la dignidad y la justicia.
La violencia, especialmente la que se practica como forma de extorsión política mediante el terror, es intrínsecamente perversa, moralmente aborrecible e incompatible con ejercicio de la democracia y la libertad.
Tras el horror de tantos años de plomo, corremos el riesgo de querer olvidar deprisa, como si el hecho de que ETA ya no matara nos eximiera de reconocer a las víctimas el papel que deben jugar en la construcción de una sociedad reconciliada. Hay que esclarecer la gran cantidad de asesinatos que todavía están por resolver. Hay que contar adecuadamente el relato de lo sucedido, se tiene que saber quiénes son las víctimas, sus nombres y apellidos. Hay que saber quién murió y quién mató, para evitar que, en tiempos de postverdad, otros nos cuenten los hechos edulcorados, o directamente tergiversados.



