¿Qué ha sido de los practicantes que nos pinchaban en los 70 y 80?

Bien conocidos en la segunda mitad del siglo XX, los practicantes eran los encargados de poner las inyecciones que prescribían los médicos, pero ¿qué ha sido de ellos?

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María Bandera

Publicado el - Actualizado

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Quien haya sido niño en la segunda mitad del siglo XX sabe bien quiénes son y cuál era su función. Entonces el médico recetaba unas inyecciones y los encargados de ponerlas eran los practicantes, que buena parte de las veces hacían las visitas en casa. Pero, ¿qué ha sido de ellos y quién ha cubierto su hueco hoy en día?

El de practicante "era un título reconocido por la Ley de Instrucción Pública de 1857 -o Ley Moyano-, que se publicó con el fin de unificar distintos tipos de profesiones relacionadas con la enfermería actual", explica a COPE la doctora, Pilar Fernández-Montesinos Aniorte, internista, perito médico y miembro de Doctoralia.

Antes de finales del XIX, con el título de practicante "se podían realizar pequeñas intervenciones quirúrgicas, de cirugía menor -siempre que estuvieran ordenadas por un médico-, podían ser ayudantes de las grandes operaciones, incluso asistir en partos". Además eran expertos en sangrías y vendajes y por supuesto, en poner inyecciones", recuerda la doctora Fernández-Montesinos.

Pero además, aquellos que se dedicaban al ejercicio libre, realizaban actividades mucho más peregrinas, "podían trabajar como barberos, dentistas, incluso callistas".

Ya a principios del XX, los practicantes, eran los encargados de "ejecutar las prescripciones que ordenara un profesor médico, -siendo responsable de su técnica, pero no de su finalidad- ya fuera en sanatorios, hospitales, domicilios, incluso en la misma calle".

Para ejercer la profesión "debían ser varones, mayores de 16 años y con un certificado de enseñanza de la Escuela de Maestros. Posteriormente se decretó que debían cursar dos años de estudios en la Facultad de Medicina y superar un examen teórico-práctico ante un tribunal con público".

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DEL BOOM AL OCASO

Se puede decir que vivieron su máximo apogeo "desde su creación hasta mediados 1977, año en que la Enfermería pasa a ser un título universitario". "A partir de 1952 se unificaron los planes de practicantes, comadronas y enfermeras por primera vez, y se creó el título de Ayudante Técnico Sanitario (A.T.S.). En 1977 se crean las Escuelas Universitarias de Enfermería, donde se forman los profesionales con una titulación universitaria específica".

Esto quiere decir que su homólogo hoy en día sería la enfermería que "aúna a ATS, practicantes, matronas, ministrantes, sanadores, cirujanos sangradores o de tercera clase, sangradores, todos con un plan de formación común teórico-práctico en la Universidad".

Hoy por hoy, "el ejercicio de estas profesiones sin el correspondiente graduado "es ilegal en la actualidad", advierte la doctora.

¿SE PONEN AHORA MENOS INYECCIONES?

Aunque tengamos la percepción de que antes nos 'inyectaban' más medicamentos, no es real. "Se utilizaba más la formulación magistral realizada en farmacias, en forma de comprimidos, pomadas, infusiones, ungüentos y cataplasmas". Los inyectables de hecho "eran menos frecuentes y más difíciles de administrar, además estaban sometidos a un riesgo de infección por desconocimiento, mala aplicación de técnicas de esterilización y por la inexistencia de material desechable".

Además, añade la especialista, la administración oral de fármacos "es más cómoda y más sencilla, siempre que el enfermo tenga la capacidad de tragar y está exenta de riesgos".

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