Esto es lo que significa que un perro mordisquee a un bebé, según un experto en conducta canina: "No confundirlo con juego"
El educador canino Pol Grau, analiza un vídeo viral en el que una niña de meses de edad recibe pequeños mordiscos de un pastor alemán y explica su significado
Un bebé y un perro en el césped
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Un vídeo que se ha vuelto viral en redes sociales muestra a un perro interactuando con un bebé que lo toca repetidamente. A simple vista, muchos usuarios celebraron la escena como un ejemplo de ternura y cuidado canino, pero el educador canino Pol Grau (@educadorcan en TikTok) ha desmontado esta interpretación con un análisis detallado de las señales de comunicación del animal. Según el experto, lejos de ser un juego, el perro está enviando mensajes claros de incomodidad y estableciendo límites para evitar una escalada de estrés.
Señales de estrés, no de afecto
Grau explica que el perro en el vídeo utiliza varias conductas típicas de la comunicación canina para gestionar una situación que le genera tensión. "Podemos ver cómo el perro frena suavemente con la boca la mano del bebé en varias ocasiones. Esto no es un mordisco agresivo, pero tampoco es un juego: es una forma de poner límites", señala. Además, en un momento dado, el animal lame la cara del niño, un gesto que muchos interpretarían como cariño, pero que en realidad es una señal de calma, un mecanismo que usan los perros para apaciguar interacciones que les resultan abrumadoras.
El educador canino subraya que, finalmente, el perro huye corriendo, lo que denomina una conducta de liberación: un mecanismo para aliviar el estrés acumulado. "Los perros pueden tener mucha paciencia, pero no es infinita. Si ignoramos estas señales, aumentamos el riesgo de que la situación derive en un incidente", advierte Grau.
El peligro de malinterpretar el lenguaje canino
La confusión entre señales de estrés y juego es común, especialmente cuando intervienen niños pequeños, cuyos movimientos bruscos o invasivos pueden alterar a las mascotas. Baruch Correa, otro entrenador canino citado en medios como Infobae y La Voz, coincide en que muchos comportamientos caninos (como montar objetos o lamidos) se atribuyen erróneamente a afecto o instinto sexual, cuando en realidad responden a ansiedad o sobreexcitación.
En el caso del vídeo analizado por Grau, el perro no muestra agresividad, pero sí un claro malestar. Según la guía de ExpertoAnimal, señales como el lamido nervioso, los giros de cabeza o el alejamiento son indicadores de que el animal busca evitar conflictos sin recurrir a la agresión. Ignorar estas advertencias puede llevar al perro a escalar su comunicación, pasando de señales sutiles a gruñidos o incluso mordiscos defensivos, especialmente si se siente acorralado.
Un perro mordisquea la mano de un bebé
Expertos piden supervisión y educación
Los profesionales consultados coinciden en que la interacción entre niños y perros siempre debe ser supervisada por adultos que comprendan el lenguaje canino. "Dejar solos a bebés con perros no es aconsejable, ni siquiera bajo supervisión si no hay conocimientos previos", insiste Grau. Esta precaución es respaldada por clínicas veterinarias como Zarpa, que recuerdan que el estrés crónico en perros, provocado por situaciones repetidas de incomodidad, puede derivar en problemas de salud como pérdida de pelo, estereotipias (conductas repetitivas) o apatía.
Además, organizaciones como Mercola Mascotas enfatizan la importancia de socializar adecuadamente a los cachorros para que aprendan a manejar estímulos estresantes, como los que generan los niños pequeños. Un destete prematuro o una socialización deficiente pueden hacer que los perros adultos no sepan gestionar situaciones complejas, aumentando el riesgo de reacciones indeseadas.
Cómo actuar ante estas señales
Para prevenir conflictos, los expertos recomiendan:
- Interrumpir la interacción si el perro muestra señales de calma (bostezos, lamidos, alejamiento) o tensión (rigidez muscular, mirada fija).
- Enseñar a los niños a respetar el espacio del animal, evitando abrazos forzados o contacto invasivo.
- Proporcionar al perro un refugio seguro donde pueda retirarse si se siente abrumado, una práctica avalada por estudios de bienestar animal.
- Reforzar la obediencia básica y el uso de juguetes interactivos para canalizar su energía, tal como sugiere Correa con herramientas como el Kong o juegos de mordedor.
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Comunicación, no demonización
El análisis de Grau y otros expertos no busca satanizar al perro del vídeo, sino destacar la importancia de entender su lenguaje para prevenir accidentes. "Los perros no son juguetes ni niñeras", recalca el educador. Su mensaje final es claro: fomentar la convivencia segura requiere educación, tanto para los dueños de mascotas como para los más pequeños de la casa.
Para quienes deseen profundizar, Grau y otros profesionales como Baruch Correa comparten contenido educativo en redes sociales, mientras plataformas como ExpertoAnimal o Clínica Veterinaria Zarpa ofrecen guías detalladas sobre comportamiento canino 917. La clave, insisten, está en observar, aprender y, sobre todo, no humanizar las señales de nuestros compañeros de cuatro patas.