DESARROLLO SOSTENIBLE

Cerezo de Abajo, micromecenazgo y reforestaciones contra la despoblación

"En la frondosa entrada del camino del Cerezo...", así comenzaban muchos de los libros que contaban la historia del municipio segoviano de Cerezo de Abajo hace 300 años, un elemento que quieren retomar vecinos a través de la reforestación de especies autóctonas para luchar contra la despoblación rural., El paisaje no es el mismo que antaño, pero este pueblo de Segovia, de 121 habitantes, ha iniciado un proceso de reforestación de especies como fresnos, cervale

Agencia EFE

Publicado el - Actualizado

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Daniela González

"En la frondosa entrada del camino del Cerezo...", así comenzaban muchos de los libros que contaban la historia del municipio segoviano de Cerezo de Abajo hace 300 años, un elemento que quieren retomar vecinos a través de la reforestación de especies autóctonas para luchar contra la despoblación rural.

El paisaje no es el mismo que antaño, pero este pueblo de Segovia, de 121 habitantes, ha iniciado un proceso de reforestación de especies como fresnos, cervales u olmos a través de micromecenazgos y donaciones, para "fomentar la recuperación del entorno y rescatar las tradiciones de uso de los árboles", ha señalado a EFEverde el concejal del ayuntamiento Esteban Puigpinos.

"Debemos plantar con sentido especies que sean del entorno para recuperar la fauna y la flora", ha afirmado Puigpinos, porque "queremos revertir la población comenzando por lo más importante: el medioambiente".

Uno de los objetivos es tener un espacio de, aproximadamente, tres hectáreas para la recuperación de especies autóctonas, generar huertos y fomentar la ecología ya que la recogida de leña, la ganadería o la agricultura son oficios que se han ido perdiendo con la despoblación rural, pese a ser los "motores de los pueblos, sin los que no se avanza", señala.

"Intentamos que Cerezo vuelva a ser un pueblo",fomentando sus valores medioambientales, y conseguir "pueblos sostenibles" porque la ausencia del agua, el cambio climático, y el tiempo extremo "afecta cada vez más a la gente y al entorno".

Árboles "simbólicos", como el olmo, se han perdido llegando a estar en peligro de extinción por la enfermedad fúngica de la grafiosis, con un escarabajo como vector, cuya larva se incuba entre la corteza y la madera del árbol, cortando el paso de la savia y matando cada ejemplar.

Frente a este problema, Cerezo de Abajo ya ha plantado quince "olmos resistentes" a esta enfermedad para "regenerar el arbolado y recuperar su historia", y 150 árboles de otras especies como fresnos o cervales pensando en la producción maderera o de frutos.

Puigpinos pretende que Cerezo sea un "referente" para pueblos de la zona y considera que "es necesario comenzar por compartir experiencias", y a partir de ahí, alcanzar voluntad económica por parte de administraciones y gobiernos, "o empezamos a trabajar conjuntamente o no vamos a hacer nada", señala.

La idea del proyecto entrelazó los caminos de los concejales del ayuntamiento y las asociaciones vecinales del municipio, como Emprende mi pueblo, que aunaron esfuerzos para comenzar la reforestación con personas con distintas especializaciones de la localidad, como Miriam y Mariu.

Miriam, publicitaria de profesión, comenzó un proyecto que requería madera de olmo, lo que inició su preocupación por la ausencia de ejemplares en el municipio y en España, debido a la grafiosis, motivo por el que contactó con su amiga Mariu, ingeniera de montes por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

"La cabeza pensante fue Miriam y yo por mi profesión la he ayudado a sacarlo adelante", ha subrayado Mariu, que contactó con la UPM para conseguir los árboles resistentes y hacer un seguimiento de los cultivos.

"Se habían estado plantando árboles de especies ornamentales que no funcionaban con el clima y no habían evolucionado", ha explicado Mariu, quien señala que el objetivo es recuperar los olmos pero reconoce que el proyecto ha sido un "detonante" para que la gente se ilusione por el medioambiente y se junte para ver como crecen los árboles.

En el proyecto de reforestación han participado personas de todas las edades y desde el ayuntamiento dan mucha importancia a la educación ambiental que, aunque forme el conocimiento "en un marco más teórico", es importante porque "los niños son las personas que van a cuidar el territorio en un futuro", ha explicado Puigpinos.

Para traspasar este "marco teórico", el ayuntamiento fomenta actividades como construcción de casas nido para pájaros, sendas nocturnas o astronomía, para llevarlo a la práctica porque "tenemos que aprovechar que estamos en un pueblo y puedes ver cosas que no están en todas partes".

"No podemos perder la oportunidad de ser elementos transformadores", ha concluido.

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