"Se sabe más cosas sobre la vida de los leones en África que sobre los abejorros, que están por todas partes", ha lamentado en entrevista a Efe el biólogo y conservacionista británico Dave Goulson, que publica estos días 'Una historia con aguijón' (editorial Capitán Swing).

El creador del Fondo para la Conservación del Abejorro (BBCT por sus siglas en inglés) cuenta en este ensayo su proyecto de reintroducción del abejorro de pelo corto británico en las marismas de Kent, al sureste de Inglaterra, donde se extinguió hace tiempo aunque aún sobrevive en las zonas silvestres de Nueva Zelanda, adonde llegó en una de las expediciones coloniales británicas del siglo XIX.

Cinco años después de poner en marcha este proyecto, Goulson tuvo que admitir que "ninguna de las poblaciones consiguió establecerse", pero aún así lo califica de "bastante exitoso" porque "creó un potente hábitat natural para una especie tan relevante en el medioambiente como es la de las abejas", actualmente amenazada.

El libro cuenta lo sucedido, alternando información sobre la importancia de estos polinizadores para el mantenimiento de los ecosistemas con los recuerdos de su pasión, desde temprana edad, por la vida de estos insectos.

"He pasado toda la vida intentando demostrar la importancia de estos pequeños animales autóctonos y para mí es divertido explicarlo a aquéllos que no lo conocen" puesto que "dentro de un nido de abejorro hay todo un mundo".

La BBCT trabaja en esta labor de concienciación a través del impulso de medidas que incluyen el apoyo a la agricultura regenerativa más amigable con las abejas, incluyendo el cuidado natural de la tierra y la eliminación de pesticidas y monocultivos.

El biólogo asegura que el cambio climático es otro de los peligros a los que se enfrentan estos insectos y pronostica que "muchas especies desaparecerán de los países mediterráneos: primero en países como España o Italia, y después en Reino Unido y en otros países del norte, porque el sur de Europa está ya al borde de las temperaturas que un abejorro puede tolerar".

Y, no obstante, en su opinión la conservación del abejorro "es una empresa al alcance de todos" con acciones individuales como por ejemplo la plantación de flores de cultivo sencillo y plantas leguminosas de las que estos animales pueden alimentarse como el tomillo, el romero o la lavanda, la compra de comida orgánica en granjas locales o la reducción en el desperdicio de comida.

Otra clave consiste en "persuadir a los gobiernos para que tomen acciones más grandes" en la protección de los ecosistemas y, en ese sentido, se ha mostrado especialmente descontento con el gobierno británico porque "en lugar de iniciar su transición hacia energías más verdes, abre nuevos campos petroleros para impulsar la producción de energía en busca del crecimiento económico.

Ello, a pesar de que no podemos hacer crecer la economía para siempre, vivimos en un planeta finito y, si no lo cuidamos, cada vez se hará más duro vivir en él, ha advertido.

Goulson insiste en que las grandes industrias petroleras "influyen en las decisiones de los gobiernos", por lo que "en lugar de tener políticos tomando decisiones en consonancia con los problemas de su población, lo hacen de acuerdo con los 'lobbies' más rentables para ellos, y por desgracia, el 'lobby' medioambiental no es suficientemente poderoso para combatir al resto.

Por eso recuerda una y otra vez que "del medioambiente depende todo, independientemente de donde vivamos, y eso hace necesario reconstruir la conexión de la gente con la naturaleza".

"Tal vez si aprendemos a salvar una abeja hoy, podamos salvar el mundo mañana, concluye.